El Papa Francisco abordó esta parábola con el objetivo de enseñar que la misericordia de Dios está estrechamente unida a las obras de los seres humanos y que Dios quiere que lo amemos, a través de aquellas personas que aparecen en el camino y necesitan de uestra ayuda.
“Cuando falta nuestra misericordia con los demás, la de Dios no puede entrar en nuestro corazón cerrado”, resaltó el también Obispo de Roma, quien al final de la audiencia invitó a los jóvenes a vivir en humildad. A los enfermos les pidió que en sus oraciones tengan presente pedir al Señor ayuda en la dificultad.
*Con información de Zenit
Foto: Cortesía de la galería de El Nuevo Herald