Cada mes de agosto, en la Iglesia Particular de Cúcuta celebramos nuestro aniversario en la vida eclesial, dando gracias a Dios por todos los bautizados, fieles laicos, religiosos, sacerdotes, agentes de pastoral que hacen parte de la historia de salvación que el Señor ha construido en esta porción del pueblo de Dios que peregrina en Cúcuta y Norte de Santander.
A su vez, celebramos 25 años del Plan Global Diocesano de Nueva Evangelización, instaurado en esta Diócesis, como una nueva forma de llevar el Evangelio de Jesucristo a las familias, y, 25 años del surgimiento de los Grupos Eclesiales, hoy llamados Comunidades Eclesiales Misioneras, que congregan a las familias en cada uno de los sectores de las comunidades parroquiales de esta jurisdicción eclesiástica.
La Diócesis de Cúcuta fue creada por el Papa Pío XII, el 29 de mayo de 1956, con la Bula Pontificia ‘Ecclesiarum Omnium’, desmembrándola de la Diócesis de Nueva Pamplona, que adquirió la categoría de Arquidiócesis. El primer Obispo de la Iglesia Particular de Cúcuta fue Monseñor Luis Pérez Hernández; durante estos años hemos estado acompañados por grandes pastores: Monseñor Pablo Correa León; Monseñor Pedro Rubiano Sáenz; Monseñor Luis Alberto Giraldo Jaramillo; Monseñor Rubén Salazar Gómez; Monseñor Óscar Urbina Ortega; Monseñor Jaime Prieto Amaya; Monseñor Julio César Vidal; Monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid y actualmente, Monseñor José Libardo Garcés Monsalve, Administrador Apostólico; quienes han asumido con fe cada acontecimiento histórico, en los momentos de alegría, llenos de gozo bendecimos a Dios, y en los momentos de prueba han estado anunciando a Jesucristo, llevando su amor y caridad.
Recordamos a tantas personas, Obispos, sacerdotes, fieles y aquellos que, con un corazón generoso y bondadoso, han aportado a la transformación social a través del Evangelio, pero que hoy ya no nos acompañan. Anhelamos que el Señor les conceda el premio reservado para los justos: el Reino de los Cielos.
Pedimos a Dios que continúe suscitando abundantes frutos de apostolado, misión y santidad en esta Diócesis, de manera que, en los años venideros, continuemos caminando como discípulos misioneros del Señor.
Invitamos a todos los habitantes de esta zona de frontera a seguir caminando como pueblo de Dios, por la reconstrucción del tejido social, la construcción de la paz, la reconciliación, y así, como hijos de Dios, continuemos haciendo presencia de Jesús, nuestra esperanza en esta región del país.
La celebración se llevará a cabo desde el sábado 21 al 29 de agosto, con actividades y encuentros para vivir con los agentes de pastoral, las familias, niños, jóvenes adultos, las Comunidades Eclesiales Misioneras, movimientos apostólicos y todos quienes hacen parte de esta historia de fe.