En la homilía de la Santa Misa, celebrada en el contexto de la Jornada Mundial del Enfermo, que se conmemora cada año el 11 de febrero, el presbítero recordó que en la enfermedad nuestra fe esta puesta a prueba y es una ocasión para que contemplemos el consuelo de Dios.
“Podemos rechazar la enfermedad o la situación de dolor, pero también es una oportunidad para ir donde Jesús Misericordioso, depositar nuestra confianza en Él, sabiendo que siempre está cerca del que sufre, del que está solo, desamparado y vive una situación de sufrimiento”, destacó.
Haciendo alusión al mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial del Enfermo, que se titula: “Confiar en Jesús misericordioso como María: “Haced lo que Él os diga”, destacó que en este día venimos a poner nuestras debilidades y enfermedades en las manos de Dios, pero confiando siempre en la intersección de la Virgen María. “Podemos escuchar su voz que nos dice, haz lo que Él te dice y así encontrarás paz, salud”.
Finalmente destacó la invitación que siempre nos hace Jesús: “Renunciar a sí mismo, cargar la cruz diariamente, la cruz de nuestra enfermedad pero no para humillarnos y aplastarnos, sino para que en ella, abrasándola, encontremos la paz, la tranquilidad, la certeza del que se sabe amado por Jesús”.