La hermana Aura María Caro Tarazona, directora del asilo Rudesindo Soto, satisfecha del evento, comentó que “los resultados han sido muy positivos, se ha logrado sensibilizar a la ciudadanía (…) Espero que la receptividad de los cucuteños continúe. Debemos seguir adelante para darle calidad de vida a estos abuelitos.
Durante el evento se presentaron los planos y diseños de la remodelación que se le hará a este asilo, y unido a ello, diversas muestras culturales, entre las que estuvieron grupos musicales de la ciudad, troveros, instituciones educativas, bailes y representaciones folclóricas.
Un poco de historia
En 1935, monseñor Rafael Afanador y Cadena, arzobispo de Pamplona y varias personas preocupadas por la situación que padecían ancianos abandonados en Cúcuta, se dieron a la tarea de solicitar a la madre general de la comunidad de las “Hermanitas de los ancianos desamparados”, con sede en España, la apertura de un refugio, similar al que ya existía en Pamplona.
Dado que el tiempo transcurría y no había respuesta, la cucuteña Eva Briceño, propietaria de una pequeña casa sobre la avenida tercera entre calles 12 y 13, decidió escribir directamente a la madre general de la comunidad y poner a disposición esa vivienda para que funcionara el asilo, que continúa prestando un invaluable servicio a las personas de la tercera edad en condición de vulnerabilidad en la zona de frontera colombo – venezolana.