El Papa francisco, a partir de la lectura del Libro del Génesis, reflexionó acerca del peligro de las tentaciones y las artimañas del maligno; “Ante la tentación no se dialoga, se reza”, afirmó.
El Papa hizo una comparación muy interesante de las tentaciones de Adán y Eva con las sufridas por Jesús en el desierto, resaltando que tanto Jesús como Adán y Eva tuvieron que sufrir la desnudez, con la diferencia que unos a causa de la desobediencia, pero Cristo a causa de la obediencia absoluta al Padre.
Jesucristo el ejemplo más grande a la hora de reaccionar frente a las tentaciones, por ello el para Santo Padre propuso una jaculatoria para hacer frente a las tentaciones: “Ayúdame Señor, soy débil. No quiero esconderme de ti”. Rezar de esta manera, señaló, supone un acto de “valentía” que permitirá “vencer” al diablo.
Puntualizó al final la importancia de ser precavidos y orantes en las tentaciones que aparentemente se ven inofensivas, “porque cuando el diablo engaña a una persona lo hace con el diálogo”.
Fuente: Aciprensa