Foto: Centro de Comunicaciones Diócesis de Cúcuta
El 2 de noviembre de cada año, se celebra la conmemoración a los Fieles Difuntos, cuyo objetivo es orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrenal y, especialmente, por aquellos que se encuentran aún en estado de purificación en el Purgatorio.
Las principales Iglesias (Iglesias Cristianas Ortodoxas Occidentales, Unión de Utrecht, Comunión de Porvoo, Comunión anglicana e Iglesia católica) acordaron tener el mismo calendario y días de celebraciones religiosas y santoral, para facilitar la asistencia a los creyentes en su respectiva celebración.
Esta actividad tiene orígenes prehispánicos, en todas las culturas del México antiguo (Maya, Olmeca, Mexicas) la muerte ocupaba un lugar importante, en las culturas mesoamericanas, los nativos consideraban a la muerte como el paso a seguir hacia una nueva vida.
En el 2008 la Unesco declaró la conmemoración mexicana como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, cuando la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO entró en vigor. Pero ya desde 2003 se le consideraba en el proyecto anterior de salvaguarda de manifestaciones culturales de la organización internacional.
Este 2 de noviembre, el Papa Francisco en su homilía en la Eucaristía en el cementerio Laurentino de Roma, oró por el eterno descanso de quienes han abandonado este mundo, e hizo especial hincapié en que contemplando el misterio de la resurrección de Jesús, el cristiano tiene la certeza de que la muerte no es el final; sino un paso más hacia la vida plena junto al Padre.