Con júbilo, cucuteños despidieron a la Virgen de Fátima de Portugal

Fotos: Centro de Comunicaciones Diócesis de Cúcuta

El viernes 19 de octubre, los fieles católicos de la Diócesis de Cúcuta cumplieron la cita en la Plaza de Banderas y a pesar de la lluvia que se presentó esa noche, acompañaron la imagen peregrina de Nuestra Señora de Fátima de Portugal a la procesión por las principales calles de la ciudad, teniendo como fin la catedral San José.

La presencia de la Virgen de Fátima en la semana del 16 al 20 de octubre, animó a los feligreses a vivir días de especial comunión con Dios y el prójimo.

A su llegada en la catedral, Monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid, Obispo de esta Iglesia particular, presidió la Sagrada Eucaristía, donde se dio la consagración de la Diócesis, familias, fieles y país a  la Nuestra Señora de Fátima.

Monseñor invitó a los fieles a acudir principalmente a la oración y a poner en practica cada día la caridad con los más necesitados.  Deja para este pueblo las enseñanzas de la adoración, la reparación y la conversión.

Además, Mons. Víctor destacó las historias sobre los aparecimientos de la Virgen, en su homilía, afirmó que María Santísima quiere que recen el Santo Rosario.  “Es necesario rezar el Rosario por la paz y la conversión de los pecadores”.  Manifestó Monseñor.

Según el Obispo, la Virgen quiere que el pueblo potencie las capacidades humanas para entender y amar a Dios.

“Querida Madre encomendamos a los ancianos, enfermos, reclusos, desamparados, los que se unen a nosotros, protejas y cuides siempre”.  Así lo mencionó en la homilía, donde expresó además, que como Obispo también levanta su voz en contra del aborto.

“Te amamos ¡oh madre! Llévanos a Cristo”, esta fue una de las peticiones que elevó Mons. Víctor ante los cientos de fieles que hicieron presencia para recibir las bendiciones de la Reina del cielo.

La imagen procedente de Portugal, hizo su última visita por esta ciudad, llegando al Seminario Mayor San José de Cúcuta.

Cúcuta agradece a Misión Fátima Colombia por permitirles ser testigos de la presencia de Dios en la imagen de Nuestra Señora de Fátima.

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