Foto: Centro de Comunicaciones Diócesis de Cúcuta
La crisis social y económica por la que atraviesa el vecino país, afectó también a la fe católica, llegando al punto de escasear los elementos fundamentales para llevar a cabo la celebración de la eucaristía, como lo son las hostias y vino de consagrar.
Preocupado por la situación y, además de las obras benéficas que adelanta en Norte de Santander para ayudar a los migrantes, el Obispo de la Diócesis de Cúcuta, Víctor Manuel Ochoa Cadavid entregó a más de doscientos sacerdotes de la Diócesis de San Cristóbal, vino de consagrar y hostias, regalo que dejó sorprendidos y agradecidos al clero del Táchira.
“La Diócesis de Cúcuta sigue siendo una mano amiga y solidaria, testigo de la caridad de Cristo en la frontera colombo-venezolana”. Ha manifestado monseñor Mario Moronta, Obispo de San Cristóbal. “Que en nuestra oración demos un momento de acción de gracias porque la Iglesia de Colombia, de manera especial la de Cúcuta, está recibiendo con tanto cariño y desinterés a tantos hermanos nuestros”. Comentó en una ocasión pasada Moronta.
Desde un comienzo, la Diócesis de Cúcuta, ha hecho frente a la emergencia humanitaria en zona de frontera, a través de 7 parroquias de misericordia que ofrecía alimentos a quienes llegaban de Venezuela en condición de vulnerabilidad. Y la casa de paso Divina Providencia ubicada en el corregimiento La Parada, Villa del Rosario, que en la actualidad entrega aproximadamente 700 almuerzos diarios, priorizando a las mujeres embarazadas, niños y adultos mayores.