Semana por la Paz 2017 “muchos pasos por la paz y la reconciliación”

Próximamente la Iglesia en Colombia estará celebrando la Semana por la Paz, en su trigésima versión de manera permanente y comprometida. Son 30 años de una iniciativa de la Conferencia Episcopal de Colombia, que consiste en una movilización ciudadana que visibilice, apoye con acciones y mensajes, los esfuerzos de miles de personas que a diario desde sus territorios trabajan en la construcción de la paz, acordes con el contexto y el momento político del país.

Este año la Semana por la Paz tendrá lugar del 03 al 10 de Septiembre, enmarcada por dos grandes circunstancias: por una parte el comienzo de la construcción de la paz después de los acuerdos con las FARC suscritos en forma definitiva el 24 de noviembre pasado, más las negociaciones iniciadas en Ecuador con el ELN y, por otra, la visita al país del Papa Francisco con su carisma y su esperanzador mensaje de Paz y Reconciliación.

El lema inspirador para esa semana será “Muchos pasos por la Paz y la Reconciliación”. El Papa como Vicario de Cristo en la tierra, con su visita viene a animarnos a dar el primer paso a la construcción en Colombia de una Paz duradera, firme y estable y a una reconciliación nacional. Como católicos en comunión con el Papa, debemos animarnos a dar nuevos pasos para la consolidación de una cultura de paz y reconciliación. Se trata de una tarea de todos, y no depende de la voluntad de unos pocos o meramente de un gobierno: parte del corazón de cada persona, para extenderse a la convivencia en la familia procurando superar situaciones de violencia intrafamiliar, llegando a una paz en el escenario social como región y como país, uniéndonos a tantos que buscan la paz como tarea permanente, desarmando nuestros corazones.

Además de nuestro esfuerzo y cooperación para una cultura de la paz, es más necesario aún pedir la Paz en oración a Dios. No se trata solo de una conquista humana, esencialmente es un don de Dios. Oremos en familia, en las instituciones, en el sitio de trabajo, en los templos, al Dios del amor y la paz, pues solo Él transforma con su poder y misericordia los corazones violentos y endurecidos por el odio, a corazones llenos de misericordia, llenos de paz.