En la historia de la Iglesia los diáconos siempre han sido de gran ayuda para que los sacerdotes o presbíteros desarrollen su ministerio. Con ocasión de la Fiesta de San Lorenzo, diácono y mártir de la Iglesia, este 10 de agosto también se celebra el Día de los Diáconos Permanentes.
En el siglo III San Lorenzo fue uno de los 7 diáconos de Roma que ayudaban al Papa Sixto II, quien le nombró administrador de los bienes de la Iglesia y le permitió distribuir ayuda a los pobres y necesitados.
Si bien el diácono ha recibido el sacramento del Orden, éste no es propiamente un sacerdote, y por lo tanto no tiene sus potestades.
Algunas de estas competencias son: el bautismo, conservar y distribuir la Eucaristía, ser ministros de la exposición del Santísimo y de la bendición eucarística, ser ministro ordinario de la sagrada comunión, portar el viático a los moribundos, en nombre de la Iglesia asistir y bendecir el matrimonio, leer la Sagrada Escritura a los fieles, administrar los sacramentales como el agua bendita, bendición de casas, imágenes y objetos, presidir el rito fúnebre y la sepultura.