El Padre Julio César Quintero Grisales, Sacerdote de la Arquidiócesis de Manizales, ha difundido en los medios de comunicación una información sobre una supuesta deuda que mi hermano tiene con él, manifestando su petición de intervención de mi parte con la cancelación de la presunta deuda. Ante esto debo clarificar lo siguiente:
- No tengo ninguna deuda personal con el Padre Julio César Quintero Grisales, ni he intervenido en ningún momento como fiador o codeudor, ni he firmado ningún documento para ningún tipo de negocio o deuda entre el Padre Julio César y mi hermano. Debo dejar claro que no tengo conocimiento del manejo económico y financiero de mis hermanos, ni de mi familia, ni conozco el desarrollo económico de sus negocios.
- Antes de la pandemia me enteré que el Padre Julio César Quintero Grisales, les ofrecía préstamos de dinero a mis hermanos, garantizándoles que no les cobraría intereses. Ante esta información que recibí, en diálogo con ellos les alerté que no era prudente que le recibieran dinero bajo ninguna circunstancia. Mi alerta se basaba en que, en el año 2015 cuando fui canciller de la Arquidiócesis de Manizales, llegaron a mi despacho algunas personas del municipio de Aranzazu y de Manizales, buscando al Señor Arzobispo Mons. Gonzalo Restrepo Restrepo, para denunciar al padre Julio César sobre unos préstamos que el Padre les había hecho a distintas personas y luego les cobraba intereses muy altos, dejándolos arruinados en sus negocios. Con este conocimiento por las denuncias que hacían las personas y el conocimiento que tenía previamente en la Arquidiócesis de Manizales, junto a otros sacerdotes, de su condición de prestamista de dinero con intereses a muy altos costos, tuve la precaución de poner en alerta a mis hermanos, para que no le recibieran dinero al Padre Julio César, porque conocía la manera de proceder con esos préstamos, que primero eran con bondad sin cobro de intereses, pero al final eso se multiplicaba con intereses exageradamente costosos y con intereses sobre intereses que subían las deudas de manera rápida y exagerada.
- Nunca me enteré si mi alerta fue acatada por mis hermanos, porque tampoco volví a tocar el tema con ellos, hasta que en el 2022 una sobrina del Padre Julio César se comunicó conmigo para decirme que mi hermano le debía una gran cantidad de dinero. Yo le manifesté mi extrañeza por el asunto y le dejé claro que de mi parte no tenía capacidad económica para responder por ese dinero, como eran sus pretensiones, manifestando ella que la Diócesis podía responder, dejándole de mi parte claridad que nunca involucraría a la Diócesis en esos asuntos de dineros que no debo, ni son mi responsabilidad.
- En la Arquidiócesis de Manizales, a través de la Vicaría Judicial se hizo un proceso de investigación previa sobre el asunto, donde pedí rendir declaración libre y voluntaria, para clarificar esta situación, dejando claro que no debo dinero a ninguna persona y que no soy responsable de las deudas de mis hermanos o familiares, contraídas con ninguna persona. En la Vicaría Judicial de la Arquidiócesis de Manizales reposan todas las actas del proceso de investigación previa, que el Señor Arzobispo Mons José Miguel Gómez Rodríguez, tiene autorización de presentar si son necesarias para la clarificación del tema.
- En algún momento del ministerio sacerdotal del Padre Julio César Quintero Grisales, cuando fue nombrado párroco de Aranzazu, debió ser removido dos días después, por situaciones irregulares que el Arzobispo recibió de esa comunidad en contra del Padre Julio César, entre ellas préstamos de dinero a muy altos intereses. En represalia a esto el Padre Julio César Quintero Grisales, emprendió una persecución contra el párroco que lo sucedió y presuntamente falsificó un escrito pidiéndole a la gente que firmara para un fin y el objetivo era acusar al nuevo párroco. Todo se descubrió como un proceder de mala fe del Padre Julio César y eso está todo documentado por el párroco que padeció tal situación. Frente a esto, el Señor Arzobispo suspendió al Padre Julio César de todo oficio eclesiástico y me pidió, que, desde la Catedral de Manizales, donde yo era párroco, lo acompañara y le diera la oportunidad de alguna celebración de la Eucaristía, lo que hice como obra de caridad fraterna, sintiendo temor por la complejidad de su personalidad. Por esa situación hubo cercanía de mi parte con el Padre Julio César y también se fue acercando a mis hermanos, que además tenían negocios de comercio. Se acercó a mis hermanos manifestando que de su parte tenía mucha gratitud hacia mí por la acogida y ayuda prestada en algún momento de dificultad de su ministerio sacerdotal. Pero en ningún momento tuve conocimiento de préstamos de alta magnitud, ni tampoco le pedí ese beneficio para ninguno de mis hermanos, ni he sido amigo personal del Padre Julio César. La relación con él ha sido de ayuda caritativa en los momentos en los que me solicitó el Señor Arzobispo, que lo acogiera de vez en cuando en la Catedral para la celebración de una Eucaristía.
- Desde siempre el Padre Julio César ha tenido pretensiones por puestos y nombramientos que él mismo se va organizando en su cabeza, pero que en realidad no tienen solidez. Cuando sacerdotes de la Arquidiócesis de Manizales, han sido nombrados Obispos, incluyendo mi caso, él reclamaba por qué él no era tenido en cuenta para el ministerio episcopal. Lo manifiesta abiertamente con tanta seguridad, que los sacerdotes y laicos que lo escuchan le siguen un poco la corriente y le dicen que todos le van a ayudar para que lo nombren Obispo. Quienes lo conocemos pensamos que lo hace en broma, sin embargo, él termina haciéndose a la idea esa posibilidad que solo está en su cabeza y que responde a sus condiciones psiquiátricas que padece desde siempre y que por tiempos se le agudizan. A causa de la enfermedad Psiquiátrica que padece fue pensionado anticipadamente por el magisterio en su condición de docente y también por la misma causa recibió la pensión anticipada del MASC.
- Cuando yo era sacerdote de la Arquidiócesis de Manizales, en varias ocasiones hablé con él, por mandato del Señor Arzobispo, con el fin de ayudarle a que aceptara algún nombramiento en una parroquia discreta, sin ofrecerle de mi parte otros cargos en la Arquidiócesis, pues no era de mi competencia ofrecer puestos o parroquias determinadas. Lo que hacía en el contacto con el Padre Julio era un servicio al Arzobispo, quien también sufría las dificultades con el comportamiento de este sacerdote.
- Desde hace algún tiempo el Padre Julio César ha querido tener una cita personal conmigo. No me he dispuesto a encontrarme personalmente con él. Solamente lo he hecho en presencia del Vicario Judicial de la Arquidiócesis de Manizales P. Jorge Iván Rincón Rodríguez, Presidente del Tribunal Eclesiástico y del P. Camilo Andrés Castellanos Rubio, Notario Eclesiástico. No me dispongo a un encuentro personal con él, porque estoy seguro que tergiversa cualquier conversación que yo tenga con él. Esa es una estrategia que incluso tiene el Arzobispo cuando lo atiende, siempre estar acompañado de un testigo, para no entrar en dificultades por imaginarse conversaciones que no han sucedido.
- Cuando fui nombrado para la Diócesis de Málaga – Soatá, el Señor Arzobispo, Monseñor Gonzalo Restrepo Restrepo, manifestó a algunos sacerdotes la inquietud de considerar la posibilidad de dar alguna ayuda para la Diócesis. Algunos sacerdotes colaboraron y entre ellos el Padre Julio César, donó una suma de $500.000 mensuales durante año y medio. Ese dinero quiso que se dedicara a sacerdotes y seminaristas. Durante el tiempo de pandemia esa donación se invirtió en la seguridad social de los sacerdotes en Málaga. El manejo de este dinero estuvo a cargo del Vicario General, hoy el Obispo de Málaga – Soatá, Mons Félix Ramírez Barajas. Ahora el Padre Julio César manifiesta en varios ambientes que me entregó esa ayuda. Ante su reclamo, en la conversación que tuvimos en el Tribunal Eclesiástico, le ofrecí devolverle ese dinero en cuotas que yo pudiera pagar mensualmente, pero no permitió, porque lo había donado para los sacerdotes de Málaga – Soatá. Este tema quedó registrado en las actas del Tribunal Eclesiástico y todos firmamos allí las conclusiones de esa conversación.
- El Padre Julio César puso una demanda en contra de mi hermano en el Juzgado 5 de Manizales en el año 2022, allí compareció mi hermano. No he sabido en qué terminó el proceso, ni tengo conocimiento cuáles fueron las conclusiones del fallo. Yo nunca he sido llamado al Juzgado a declarar, ni a hacer parte del proceso, porque no he firmado nada, ni hay sustento para ser llamado a declarar, ni a responder por una deuda que no he contraído.
- Con esta nota dejo claro que no tengo ninguna deuda con el Padre Julio César Quintero Grisales, ni tampoco solvencia económica para responder por deudas que no he contraído, ni son mi responsabilidad, ni he tenido conocimiento en ningún momento de dichos préstamos. Cualquier versión que salga en los medios responsabilizándome de alguna deuda es falsa y no corresponde a la verdad de los hechos.
José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de Cúcuta