En Bogotá, se celebró la 118° Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano, del 3 al 7 de febrero, bajo el lema “En esperanza, por una iglesia sinodal, misionera y misericordiosa”. Durante este evento, los obispos de todo el país hicieron un llamado a los diversos actores de la sociedad para comenzar a trabajar de manera conjunta en la construcción de una nación cimentada en valores, la verdad y el bien común, un compromiso que ya no puede seguir postergándose.
Durante los primeros cuatro días, los obispos se reunieron en mesas de trabajo y conferencias en las que se debatieron distintos temas de interés para mejorar la relación entre la Iglesia, los fieles y los estamentos gubernamentales. Entre los expositores estuvo el exministro de Hacienda y Crédito Público, Mauricio Cárdenas Santa María, quien abordó los factores que afectan la realidad del país y sus territorios, generando fracturas, divisiones y violencia en la sociedad.
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Asimismo, los padres sinodales, como el cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá, y monseñor Ricardo Tobón Restrepo, arzobispo de Medellín, junto con la madre sinodal Gloria Liliana Franco Echeverri, presidenta de la Confederación Latinoamericana de Religiosos y Religiosas, compartieron sus valiosas experiencias tras participar en la segunda sesión de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, celebrada en Roma en octubre del año pasado.
Durante esta jornada, también se profundizó en la explicación teológica y espiritual de la sinodalidad, entendida como la unidad en la que el Espíritu Santo nos guía para descubrir la voluntad de Dios, y así poder ajustar nuestro camino para seguirlo.
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Uno de los llamados más destacados fue el realizado por monseñor José Miguel Gómez, arzobispo de Manizales, quien, en el marco de las reuniones del tercer día, instó a sus compañeros obispos a construir una Iglesia más transparente y creíble, con el fin de ofrecer una imagen más confiable y cercana. Además, subrayó la importancia de seguir buscando formas de trabajar en unión para mejorar la realidad de Colombia, e hizo un llamado a bautizados, sacerdotes y laicos para que contribuyan activamente a que las relaciones de amor y servicio, que buscan anunciar el mensaje de Jesús, sean más eficaces.
En el cuarto día de la Asamblea, se abordaron como temas centrales la conversión de los vínculos y la formación de discípulos misioneros. La reflexión giró en torno a cómo estos aspectos podrían reflejarse en la realidad de las diócesis. Estos temas son cruciales, ya que buscan identificar caminos para mejorar la vida de la Iglesia, fortalecer la comunión y promover la fraternidad y unidad, teniendo en cuenta que, aunque la Iglesia es universal, cada diócesis tiene su propia manera de vivir y llevar a cabo los procesos eclesiásticos.
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También se realizaron reuniones por regiones para establecer compromisos concretos con miras a hacer realidad la conversión de esos vínculos desde cada una de las Iglesias particulares. Como parte de los compromisos, se acordó realizar reuniones virtuales el primer martes de cada mes, en las que se compartirán actividades, responsabilidades y dinámicas de cada región, con el fin de analizar y fortalecer los lazos sociales tan necesarios.
Al finalizar la Asamblea, el Episcopado emitió un comunicado con siete puntos en los que hace un llamado urgente a la sociedad colombiana. A continuación, se puede leer dicho comunicado: Mensaje al concluir la 118ª Asamblea Plenaria