El amor maternal de Nuestra Señora del Rosario

Por: Sem. Hernán Lizcano Sanabria, Centro de Comunicaciones diocesano

El mes de octubre para nuestras familias, es la ocasión para orar el santo Rosario. Al pensar en la camándula y la imagen de la Santísima Virgen María, se despierta en nuestro corazón el deseo de conocer acerca de la Madre de Dios. Es una oportunidad para descubrir algunos elementos importantes de Nuestra Señora del Rosario.

A nivel histórico, en 1208, la Virgen María se le apareció a santo Domingo de Guzmán, fundador de los dominicos, y le entregó en las manos un Rosario, muy probablemente con la forma en que hoy lo conocemos. Luego, la Madre de Dios le enseñó a este gran santo español la manera cómo habría que rezarlo.

Celebramos la fiesta de Nuestra Señora del Rosario el 7 de octubre, uno de estos datos interesantes se da al conmemorar la derrota del Imperio Otomano en la batalla de Lepanto en 1571, gracias a que los cristianos se unieron a rezar el santo Rosario, pidiendo la intercesión de María por el fin de la guerra.

En la batalla de Lepanto, el Papa san Pío V, fue quien les insistió a los fieles a rezar el Rosario para que en el lugar que se estaba desarrollando la guerra, salieran victoriosos.

Cuenta la historia que el día antes de la batalla, los marineros, una coalición de estados católicos marítimos, promovida por el Papa V y el imperio Otomano, un imperio islámico que se había establecido en Estambul, en defensa y el cuidado del continente europeo, rezaron el Rosario a la Virgen, de rodillas. En este caso si hubiese ganado la flota otomana, el islam se hubiese expandido dentro del continente europeo.

Con el Papa san Pío V, se puso en manos de la Virgen todo este acontecimiento, y él sabía que había sido María quien había intercedido por el fin de la guerra; asegurando la victoria, que, según la historia, la Santísima Madre, le reveló la victoria. Por haber salido victoriosos, el Papa declaró ese día de: “Fiesta de Nuestra Señora de la Victoria”, que más tarde fue conocida como “Nuestra Señora del Rosario”.

El santo Rosario, es una experiencia de camino espiritual que hace que descubramos en la vida cristiana, el amor de María al mundo. De las invitaciones que se realizan en esta oración, resalta el conocer la persona de Jesús en cada misterio.

En la experiencia espiritual de los santos, podemos destacar a san José María Escrivá, quien afirmaba que: “siempre dejas el Rosario para más tarde y terminas no rezándolo porque te da sueño. Si no tienes otro momento, rézalo en la calle sin que nadie lo note.

Te ayudará a tener la presencia de Dios.” También, en su pontificado el Papa Juan Pablo II sorprendía al mundo cuando, poco después de ser elegido, decía a los fieles en la plaza de San Pedro: «EI Rosario es mi oración predilecta» (29 de octubre de 1978). Ahora queremos compartir la experiencia espiritual del santo Rosario, para empezar a recordarlo.

Finalmente, todo lo que descubrimos en el santo Rosario, es una gran ayuda para nuestra vida espiritual, lo podemos rezar en cualquier momento de nuestro día. El Rosario nos acerca a Jesús es el objetivo principal, si de pronto nos surge la inquietud de por qué rezarlo. Al ver nuestra vida encontramos pecados y al mirar a Jesús descubrimos la importancia de aspirar a ser como el Señor, pues Él quiere que seamos felices y alcancemos la salvación.

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