Este miércoles 25 de septiembre el Papa Francisco ha llegado a su catequesis número 500, enseñando que el Espíritu Santo brinda ayuda siempre, en la lucha contra el espíritu del mal.
“Inmediatamente después de su bautismo en el Jordán, Jesús, “fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo” (Mt 4,1), así dice el Evangelio de Mateo. La iniciativa no es de Satanás, sino de Dios. Al ir al desierto, Jesús obedece a una inspiración del Espíritu Santo, no cae en una trampa del enemigo. Una vez superada la prueba, Él – está escrito – regresó a Galilea “lleno del poder del Espíritu Santo” (Lc 4,14).
Además, menciona que, así como Jesús se libró de Satanás el día que fue tentado en el desierto, Él ahora puede librarnos del mal, pues ya lo ha vencido. “Si yo expulso los demonios por el Espíritu de Dios, entonces el reino de Dios ha llegado a ustedes” (Mt 12,27).
Muchas personas en la actualidad, y algunos católicos no creen en la existencia del maligno. Ante esto el Papa menciona que, a Satanás lo creen “símbolo del inconsciente colectivo, o de la alienación, en definitiva, una metáfora”. Pero “el mayor truco del diablo es hacer creer que no existe. Si tú eres supersticioso, inconscientemente estás dialogando con el diablo. Con el diablo no se dialoga”.
El Papa Francisco afirma que, la mayor prueba de la existencia del maligno es “en la vida de los santos donde el demonio se ve obligado a salir a la luz, a ponerse “contra la luz”. Unos más, otros menos, todos los santos y grandes creyentes dan testimonio de su lucha contra esta oscura realidad, y no se puede suponer honestamente que todos ellos fueran unos ilusos o meras víctimas de los prejuicios de su época”.
“La batalla contra el espíritu del mal se gana como la ganó Jesús en el desierto: a golpes de la Palabra de Dios. Jesús no dialoga con el demonio, nunca ha dialogado con el demonio, o lo expulsa o lo condena. Pero nunca dialoga. En el desierto no responde con su Palabra, sino con la Palabra de Dios. Hermanos, hermanas, nunca dialoguen con el diablo. Cuando viene con la tentación: “Sería bueno esto, sería bueno aquello otro…” Detente, alza tu corazón al Señor, reza a la Virgen y expúlsalo cómo Jesús nos ha enseñado a expulsarlo”.
El Papa nos invita y replica el mensaje de Pedro “Sean sobrios, vigilen. Su enemigo, el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pe 5,8). Además de reflexionar que, el demonio no puede acercarse a los hijos de Dios, a menos que estos, consientan la tentación. “decía un Padre de la Iglesia- “está atado, como un perro a una cadena; no puede morder a nadie, salvo a los que, desafiando el peligro, se acercan a él… Puede ladrar, puede apremiar, pero no puede morder, salvo quien lo desee”.
“Pidamos pues al Espíritu Santo, con las palabras del himno Veni Creator: “Aleja de nosotros el enemigo, danos pronto la paz, contigo que nos haces de guía, evitaremos cada mal”. Estad atentos, que el diablo es listo, pero nosotros los cristianos, con la Gracia de Dios, somos más listos que él.