El Pontífice subrayó la dignidad que tiene todos pobres, “ellos revistieron el rostro del Señor. En su misericordia les dio su propio rostro”, y así mismo, recordó que Cristo “subió a los cielos como un rico, pero permanece todavía entre nosotros a través del pobre que sufre”.
“Estoy contento de estar entre ustedes, de este modo, complaciéndome por su coraje, para decirles que no pierdan la esperanza ¡Dios los quiere, los quiere a todos (…) Cómo quisiera que al entrar un pobre en una iglesia, las comunidades parroquiales en oración se arrodillaran en veneración, así como hacen cuando entra el Señor! ¡Cómo quisiera esto, que se toque la carne de Cristo presente en los pobres de esta ciudad!”, dijo el Santo Padre a los pobres atendidos por Cáritas de Roma.
Por otra parte, el prelado afirmó que “la pobreza es una gran enseñanza que nos dio Jesús cuando salió de las aguas del Jordán para ser bautizado por Juan Bautista. No lo hizo por necesidad de penitencia, ni de conversión, sino para mezclarse con la gente, la gente que necesitaba el perdón, en medio a nosotros los pecadores, para cargar con el peso de nuestros pecados”.
Expresándoles su cercanía, el papamanifestó: “los siento como mis manos, las manos del Obispo que tocan el cuerpo de Cristo” que “descubren un mundo que exige atención y solidaridad. Hombres y mujeres en busca de amor, respeto, dignidad, y con el que todos podemos experimentar la caridad aprendiendo a acoger, escuchar y donarse a sí mismos”.
“Ustedes no son una carga, son la riqueza sin la cual nuestros intentos por descubrir el rostro del Señor serían vanos (…) Cuánto quisiera que la Iglesia de Roma se manifestase cada vez más como madre atenta hacia los débiles. Todos tenemos debilidades, cada uno las suyas”.
La obra fue estrenada en el teatro Brancaccio de Roma, el 28 de abril.
Fuente: ewtnnoticias.com