Cuarenta y ocho años de tradición: Aniversario de la Hermandad de Nazarenos

La Hermandad de Nazarenos se erige como una familia espiritual donde la fe, el amor y la devoción se entrelazan para enriquecer la vida de quie­nes la conforman. Su devoción y compromiso, inicia hacia el año 1976 en la parroquia San Antonio de Padua con 80 nazarenos, quie­nes al ver que, en la Catedral, que era la Iglesia madre, la sede del Obispo y no había nazarenos, les surgió la idea a 33 hermanos en el de buscar acogida con Monseñor Luis Alejandro Jaimes, párroco de la misma y con Monseñor Pedro Rubiano Sáenz, Obispo de ese tiempo, para que se les permitiera continuar con su apostolado y vi­vir la unión y la fraternidad entre sus miembros.

En este contexto, la Hermandad de Nazarenos se convierte en un refugio espiritual donde los cre­yentes encuentran apoyo y con­suelo en su camino de fe; pero ¿cuál es su misión? Hoy en día, los nazarenos son agentes de pas­toral, que prestan un servicio de evangelización dentro de las pa­rroquias y la Diócesis, que se fun­damenta en el llamado que Jesús Nazareno les hace para servir y buscar la vida eterna a través de la Iglesia a la que pertenecen, como lo vivencian por medio de proce­siones, actos litúrgicos y obras de caridad, fortaleciendo su vínculo con el Señor.

Para todos no es fácil reconocer el llamado, algunos hacen una pro­mesa porque presentan una difi­cultad con un familiar, algún hijo, una enfermedad o situación por la que están pasando. Sienten la ne­cesidad de ofrecerle al Nazareno la promesa y se comprometen a buscar y a participar de manera activa como agentes de pastoral en esta hermandad; generalmente lo hacen en las parroquias donde viven.

Cada uno de ellos tiene valores como la solidaridad, el compañe­rismo y la devoción, los cuales son piezas claves que caracterizan a la hermandad de nazarenos y los llevan a trascender las diferencias individuales, creando lazos pro­fundos de amistad y colaboración.

La vocación y el carisma de ser­vicio del Nazareno es esencial y se ve reflejado desde el testimonio de vida familiar, parroquial y en la comunidad en la que participan.

Como ahora son agentes de pas­toral, cambia la modalidad en la que realizan los actos de piedad, ya que antiguamente solo parti­cipaban en Semana Santa, donde usaban el hábito morado y apoya­ban las procesiones, eucaristías, acompañaban a los sacerdotes para organizar las imágenes y los pasos; es decir, era una logística totalmente diferente a la que se ve hoy en día. Ahora ya trabajan de la mano de los párrocos y del Obispo durante todo el año.

Actualmente se encuentran na­zarenos que están preparados en lecturas, que son ministros acóli­tos, y que se forman dentro de los diferentes servicios pastorales que ofrece la Diócesis. Asimismo, es importante destacar que la Aso­ciación de Hermandades de Naza­renos, funciona desde hace más de 30 años y se reúnen todos los pri­meros domingos del mes en la Ca­tedral San José, en este momento, bajo la dirección del vicario parro­quial de la misma.

Tradicionalmente, se distinguen sus atuendos, por el color morado como la imagen viva de lo que fue la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Además, de que las ves­tiduras, también lo complemen­tan, con el Cíngulo blanco, que es de fuerza y la capa blanca que simboliza la pureza.

El camino de los nazarenos impli­ca compromiso para servir, desde la humildad a la Iglesia y a la co­munidad. Es decir, como una sola familia al servicio de esta Iglesia

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