A sus 71 años de edad, vivió la pascua eterna el padre Alberto Echeverri

Fotos: Centro de Comunicaciones de la Diócesis de Cúcuta

“En el sacerdocio tenemos la certeza de que somos elegidos por Dios Padre y enviados por la Iglesia a ser Cristo en medio de la comunidad”, estas palabras, fueron expresadas por el señor Obispo de la Diócesis de Cúcuta, Monseñor José Libardo Garcés Monsalve, durante su homilía, en las exequias del padre Alberto Echeverri Rodríguez,queriendo evidenciar la grandeza del sacerdocio, pero también cada una de sus misiones, a los bautizados de la Iglesia Particular de Cúcuta, que asistieron a la Catedral para despedir al padre Alberto. Continuó diciendo Monseñor que como una de las convicciones grandes que deben tener los presbíteros al desempeñar su servicio y entrega por la comunidad debe ser la predicación de la Palabra de Dios “el primer y más importante acto de caridad es llevar la Palabra de Dios en su ministerio sacerdotal, a través del Evangelio”, realidad que en el padre Echeverri, sus comunidades descubrieron al recibir sus predicaciones llenas de gran contenido y sabiduría.

El presbítero Alberto Echeverri, nació el 30 de julio de 1952 en Pácora, Caldas; fue fruto del hogar de José Echeverri Giraldo y Margarita Rodríguez Londoño quienes tuvieron 7 hijos más. Realizó sus estudios de primaria en la Escuela Marco Fidel Suarez, y la secundaria en la Unidad Educativa San Marcos, en Envigado. Sintió el llamado del Señor y se preparó para ello en el Seminario Cristo Sacerdote, de La Ceja, Antioquia, para dedicar su vida al anuncio del Evangelio, siendo ordenado el 1 de noviembre de 1979, pasando a formar parte de la asociación de sacerdotes “Regina Apostolorum”.

Arribó a tierras Norte santandereanas en el año de 1980, recibiendo del encargo de vicario parroquial hasta el año 1983. Después que se anunciara la disolución de la asociación de sacerdotes a la que pertenecía, decide quedarse en esta jurisdicción eclesiástica, incardinándose al clero de Cúcuta.

Ya radicado en esta zona del país y bajo la guía espiritual del Obispo diocesano, sirvió pastoral y espiritualmente como párroco en las comunidades de San Antonio de Padua en El Zulia (1985 – 1986); Catedral San José (vicario parroquial, 1987) y Nuestra Señora de la Candelaria (1988 – 1989). Posteriormente fue enviado a Roma a estudiar teología dogmática, en la Universidad Gregoriana, donde estuvo entre los años de 1989 a 1991, para que a su regreso sirviera en el Seminario Mayor Diocesano San José, misión que desempeñó en los años de 1991 a 1993 como formador interno.

Tiempo después fue llamado a servir como párroco en la comunidad de San Martín del municipio de Sardinata, entre los años de 1994 a 1998; luego fue párroco de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en el barrio El Contento de Cúcuta desde 1999 a 2005, y párroco de Nuestra Señora del Rosario en el municipio histórico, entre los años 2005 a 2013. Ese mismo año se traslada a pastorear la comunidad de San Juan Bautista en el barrio Guaimaral, y luego, la parroquia Inmaculado Corazón de María en el año 2020. Sus últimos días transcurrieron en la parroquia San Pío X, donde estuvo sirviendo como adscrito.

Durante su fructuoso ministerio, siempre asistió como formador externo al Seminario Mayor, dando las cátedras de teología dogmática a varias generaciones de sacerdotes de esta Iglesia Particular; además hizo parte del consejo presbiteral, del colegio de consultores, defensor del vínculo en el tribunal eclesiástico diocesano y asiduamente escribía para el Periódico La verdad, artículos de doctrina cristiana que eran muy bien recibidos por los lectores.

Este mes de noviembre, exactamente el día primero, cumplió 44 años de ministerio sacerdotal, en los que enseñó de manera clara la disciplina teológica; anunció con ímpetu el mensaje de salvación contenido en el Evangelio, trabajó pastoralmente en los procesos de evangelización de la Diócesis y desgastó su vida por acercar a las almas que le fueron confiadas al Señor. Años atrás, había presentado, en varias ocasiones, algunas complicaciones cardiacas que le llevaron a ejercer gran cuidado en sus labores cotidianas; sin embargo, seguía entregando su fuerza y sabiduría desde el ministerio sacerdotal que el Señor le había participado. Hacia el presente mes, nuevamente tuvo que ser internado en la Clínica San José de la ciudad de Cúcuta, en la Unidad de Cuidados Intensivos, intubado para favorecer su recuperación, pero lamentablemente 15 días después fue llamado a la Casa del Padre, a sus 71 años de edad, a gozar de la visión beatifica de Dios, tema que enseñó durante muchos años en el Seminario Mayor de Cúcuta.

Sus exequias se celebraron en la Catedral San José, el día 22 de noviembre. Allí en la Eucaristía, presidida por Monseñor José Libardo Garcés Monsalve, concelebrada por monseñor Oscar Urbina Ortega, arzobispo emérito de Villavicencio, por el clero diocesano y con gran asistencia de los fieles que en vida le conocieron en sus distintos servicios pastorales, se pidió al Padre Misericordioso por el eterno descanso del padre Alberto. El Obispo de esta Iglesia Particular junto a los sacerdotes, seminaristas, diáconos, religiosos y fieles bautizados, también expresaron sus más sentidas condolencias a los familiares y amigos, pidiendo a Nuestro Señor Jesucristo por intercesión de la Santísima Virgen María y San José, que les fortalezca en estos momentos.

Se recordará al padre Alberto como un gran sacerdote que indudablemente aportó mucho a la Iglesia Particular de Cúcuta y a pesar del dolor por su partida, como lo afirmó monseñor José Libardo, “La muerte es historia de salvación, porque está unida al crucificado”.

Que el Señor, Dueño de la Vida, le conceda el descanso eterno a este servidor en Cristo Jesús, Alberto Echeverri Rodríguez, presbítero.

 (30 de julio de 1952 – 20 de noviembre de 2023)

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