Iniciando el mes de octubre, el Sínodo de los Obispos se reunió en su XVI Asamblea General en el salón Pablo VI del Vaticano, para reflexionar sobre el tema “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”, que ha sido el eslogan del Sínodo. Al comienzo de la asamblea, el Papa Francisco, manifestó que el este no era un acontecimiento, sino un proceso, al que todo el Pueblo de Dios estaba llamado y que busca mostrar la importancia que tienen quienes conforman la Iglesia: El Papa, los obispos, sacerdotes, religiosos y laicos. En la primera semana se presentaron fichas de trabajo con sugerencias para la oración y la reflexión preparatoria, se expuso la metodología en la que se trabajaría y se trataron temas como: La revisión de las estructuras eclesiásticas, los abusos, el diálogo interreligioso y el drama de la migración. En medio del primer informe de Paolo Ruffini, Presidente de la Comisión para la Información del Sínodo y prefecto del Dicasterio para la Comunicación, resaltó que: «No es importante lo que diga uno u otro participante, sino lo que decida la Iglesia en espíritu de comunión».
En la segunda semana continuaron los debates con temáticas sobre la educación, el medio ambiente, la multiculturalidad y el camino con los marginados y los migrantes. Los participantes dentro del aula daban a conocer sus ideas y los miembros de la Comisión, para el informe de síntesis, puntualizaban las percepciones de los círculos menores que les permitirá elaborar un documento que llevará los sentimientos de la asamblea. Pasadas estas dos semanas, todo se iba desarrollando con más fuerza, con el fin de concretizar el verdadero sentido de la sinodalidad, la riqueza de la diversidad, el papel que desempeñan los fieles bautizados de la Iglesia, la importancia de las parroquias ya que se afirmaba que: «no es una estación de servicio, sino un lugar de comunión».
El 20 de octubre, el Sínodo acogió el segundo de dos eventos en la Basílica de San Pedro, titulado Sin perjuicio del primado de la Cátedra de Pedro: el ejercicio del ministerio petrino en una Iglesia sinodal, explorando el equilibrio entre el primado papal y la reforma de la Iglesia en un contexto sinodal. El discurso también abordó el esfuerzo del Papa Francisco por reforzar a las Conferencias Episcopales y afirmó que la recepción de los documentos pontificios no es meramente pasiva, sino un llamado a los laicos a participar y discernir, con los obispos supervisando el proceso para evitar divisiones.
Culminando su última semana, el 25 de octubre en horas de la tarde el Vaticano dio a conocer la «Carta al Pueblo de Dios» en la que indicaban que la Iglesia necesita escuchar a todos, comenzando por los más pobres y que el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio. Se dio a conocer el 25 de octubre.
Para finalizar este encuentro, el Papa Francisco invitó inicialmente a rezar el Rosario por el Sínodo y sumado a ello a interceder en las oraciones por la paz en Oriente Medio y el mundo entero.
“El mundo en el que vivimos, y que estamos llamados a amar y servir también en sus contradicciones, exige de la Iglesia el fortalecimiento de las sinergias en todos los ámbitos de su misión. Precisamente el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio” (Papa Francisco, 17 de octubre de 2015). Ciudad del Vaticano, 25 de octubre de 2023
Con información de Aciprensa