La Iglesia Católica colombiana se alegra por el llamado que el Señor, a través del Papa Francisco, ha hecho a Monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá, Primado de Colombia y Presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, para formar parte de los más cercanos colaboradores y coadyuvantes en el gobierno eclesiástico de la Iglesia Universal, como cardenal.
La noticia se conoció el pasado domingo 9 de julio, después del rezo del Ángelus, cuando Su Santidad anunció la creación de 21 nuevos cardenales en consistorio público y en el que se mencionaba a monseñor Rueda. Ante este anuncio, monseñor Luis José reaccionó diciendo que: “esta designación es misericordia pura de Dios”.
La celebración del consistorio se llevó a cabo el sábado 30 de septiembre, por lo que el Primado de Colombia, llegó a la ciudad del Vaticano, desde el viernes 29 de septiembre, lugar donde compartió diferentes momentos especiales: El primero de ellos fue asistir a la oficina de Liturgia de la Santa Sede para ultimar detalles de los ornamentos distintivos de cardenal, que usaría; y el segundo, la visita que realizó junto a su familia y otras personas la Basílica de San Pedro y también a la basílica Santa María la Mayor, en donde rezó un rosario por Colombia. Cada una de estas visitas, en la víspera a encontrarse con Su Santidad, fue para él como un espacio de oración, porque “sin oración no hay consistorio, sin oración no hay vocación, sin oración no hay Iglesia”.
El día 30 de septiembre, en las horas de la mañana, se reunieron los obispos, presbíteros, religiosas, religiosos, fieles laicos, turistas y periodistas en la plaza de San Pedro para presenciar esta ceremonia que instituye al onceavo cardenal de nuestro país. En la homilía en la Basílica de San Pedro, el Sumo Pontífice les pidió ser evangelizadores evangelizados y no simples funcionarios: “Somos evangelizadores en la medida que conservamos en el corazón el asombro y la gratitud de haber sido evangelizados; más aún, de ser evangelizados, porque en realidad se trata de un don siempre actual, que requiere ser renovado continuamente en la memoria y en la fe” mencionó; y a su vez pidió al colegio Cardenalicio con sus nuevos integrantes ser similares a una orquesta sinfónica, una Iglesia que debe representar la sinfonía y sinodalidad en medio de la diversidad, para que no nos dividan las diferencias sino sean esas mismas las que no unan. De acuerdo con el pontífice, debemos tener disposición a la escucha y la creatividad.
En el Consistorio, 21 hermanos en la fe, entre ellos el primado de Colombia vivieron un encuentro que les permitió estar aún más unidos con el sucesor de Pedro, ingresando a ser parte del clero romano. También como es tradición, se le asignó al cardenal colombiano la parroquia romana de San Lucas, donde más adelante deberá tomar posesión.
En medio de este momento, el nuevo cardenal de Colombia, recordó diversos acontecimientos y personas que han hecho parte de su proceso en sus 34 años de sacerdocio y con nostalgia mencionó: “Lo más bello que hay en la Iglesia como ministro ordenado no es ser Obispo, es ser párroco, encontrarse con la comunidad todos los días, sufrir con ellos, enojarse con ellos y sonreír con ellos”. Y en su mensaje también le pidió al pueblo colombiano encomendarlo mucho en sus oraciones: “Oren por la Iglesia Universal y por el Papa, para que sea el Espíritu Santo quien nos conduzca bajo esta responsabilidad”.
Para Colombia esta designación representa gran alegría, porque el Sumo Pontífice reconoce la labor de nuestra Iglesia colombiana, que viene haciendo de forma muy dinámica y fiel al Evangelio de Jesucristo el anuncio de la Buena Nueva de la salvación; por eso nos regocijamos y ofrecemos una oración por nuestros pastores, para que unidos al Buen Pastor, continúen con la misión encomendada.