No obstante, enfatizó que “es importante entender que a través de los siglos se ha buscado diferentes formas para el sostenimiento de la Iglesia, con el apoyo de los laicos, del pueblo de Dios, esto viene desde el Antiguo Testamento (…) De manera que las personas son conscientes que cuando dan una ofrenda por un sacramento, no es eso lo que vale el sacramento, pues éste tiene un valor infinito, o sea, no se le puede dar precio, pero es una manera concreta como el laicado colabora para el sostenimiento de la Iglesia”.
“Las parroquias tienen gastos, deben pagar luz, agua, teléfono, personal, etc, pero es muy oportuno lo que el Papa nos está advirtiendo: que eso no lo convirtamos en algo negativo. No convirtamos en negocio el servicio que presta la Iglesia y en eso debe haber claridad, porque indudablemente hay ministros que abusan, que no ejercen su ministerio, no administran un sacramento si no ven dinero y es contra esos contra quienes habla el Santo Padre muy oportunamente y nosotros nos unimos a todo lo que dice. Nuestra Iglesia tiene que ser una Iglesia pobre, lo que recoja siempre debe estar puesto al servicio de la evangelización”.
El Papa, enfatiza Monseñor Vidal, “nos está invitando permanente a los obispo, a los sacerdotes, a los laicos, a ser coherentes; es decir, que vivamos de acuerdo a aquello que creemos (…) Cristo vivió pobremente, por lo tanto la Iglesia debe buscar siempre vivir en pobreza. La Iglesia no es una empresa, no es una institución para acumular riquezas, para buscar dinero, para buscar poder. La Iglesia es siempre servidora, es el sacramento universal de salvación”.
“A nadie se le puede negar legítimamente un sacramento, porque no tenga dinero, eso es lo que el papa quiere, que las cosas se distingan. Aunque el laicado ve necesario apoyar la acción pastoral y evangelizadora, nosotros debemos caminar a tener una mayor transparencia en lo que se refiere al dinero en la Iglesia”.