Cerca de tres mil personas participaron de este momento de gracia, que inició a las tres de la tarde con la Coronilla a la Divina Misericordia, seguida por la adoración eucarística; los asistentes alabaron al Señor, con danzas y oraciones.
Al finalizar este espacio de adoración, se dio inicio a la Santa Misa, presidida por el padre José David Caña, asesor de los Movimientos Apostólicos y concelebrada por Fray Milton Moulthon padre Carmelita – asesor de la Casa de la Misericordia en Cúcuta, y por el padre Eduard Támara, administrador de la Catedral San José.
“En ausencia del Espíritu Santo, en ausencia de la presencia de Dios, se manifiesta el temor, los miedos, el cansancio, la fatiga, las dificultades y los problemas”, con estas palabras inició la homilía el padre David Caña, refiriéndose al Evangelio de este Domingo, en el que se narra el temor de los discípulos tras la muerte en la cruz del Maestro y de la manera como se presentó Jesús entre ellos llenándoles de paz y soplando sobre ellos un nuevo aliento, una nueva dimensión de ver las cosas, en el espíritu de Dios”.
Durante la celebración eucarística se oró por la realidad que se vive en esta zona de frontera; además fue la oportunidad para seguir los pasos que permiten ganar la Indulgencia plenaria: entrar por la puerta Santa, confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Santo Padre.
La Santa Misa estuvo animada musicalmente por el ministerio de la casa de la misericordia, quienes pusieron a danzar y a orar a todos los participante, quienes expresaron felicidad y gratitud con Dios por esta oportunidad de celebrar y experimentar su amor y misericordia para con cada uno de sus hijos.
En horas de la mañana, como preparación para este momento se celebró en el Colegio Calasanz la Fiesta de la Misericordia