Caminando con Jesucristo en la esperanza

Monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid

Obispo de Cúcuta

Esta es la primera entrega del periódico LA VERDAD en el año del Señor 2016, un instrumento muy valioso de nuestra Iglesia diocesana de Cúcuta para entrar en contacto con cada uno de sus miembros.  Es un recurso pastoral que sirve para poner a todos en unidad de intenciones y afanes evangelizadores.     Nuestra Iglesia local cumplirá en estos meses, el 29 de mayo concretamente,  60 años de su creación por parte del Papa Pio XII, con la Bula Pontificia Ecclesiarum Omnia. Celebraremos con sobriedad y entusiasmo eclesial este aniversario de presencia pastoral en esta ciudad.

El horizonte pastoral es bien interesante para todos nosotros en este año, son muchos los elementos y tareas que nos empeñan, para ponernos todos en camino y llevar a Jesucristo el Señor a los corazones y a la vida de todos los cucuteños. Este es el gran empeño que a todos nos debe animar y fortalecer: poner a Cristo, su evangelio y su buena noticia en el corazón de todos, de tal manera que nuestras vidas sean de verdad modeladas y fortalecidas por los principios de Jesucristo. Esta es la novedad del Evangelio y de su fuerza en nuestra cultura y en nuestro entorno cultural y social. Son muchos los que viven lejos de Cristo en esta gran ciudad, que vive un desarrollo impresionante y que afecta a la vida de todos.

Usted, querido Lector, debe abrir su corazón a Cristo, de alguna manera; al recibir este periódico LA VERDAD, mantiene una vinculación con la Iglesia Católica y con su acción pastoral.  Deseo animarlo para que con sus acciones y vida responda realmente a Él, al Salvador, con sus hechos y vida.

LA CONSTRUCCIÓN DE LA PAZ. Usando la figura de un libro que se lee, en este año 2016, tenemos un gran horizonte de esperanza para nuestra Patria, la construcción de la PAZ, una gran noticia, pero que tiene que surgir de compromisos concretos por la justicia y la reconciliación. En este año la PAZ debe ser una de nuestras tareas fundamentales, de ella depende la vida, la realización de los gozos y esperanzas de todos y cada uno de los miembros de nuestra comunidad. Estamos todos llamados a contribuir con nuestros esfuerzos personales en esta tarea inaplazable de una comunidad en PAZ. Todos los colombianos, sin excepción, debemos ser artesanos de la paz. La Iglesia católica, sus fieles y jerarquía debemos ser artífices de PAZ, dando lo mejor de nuestras acciones con este fin. Lo hacemos también reconociendo que Cristo es nuestra Paz (Ef 2, 14-16).

AÑO DE LA MISERICORDIA.  El Papa FRANCISCO quiso regalarnos este Año Santo de la Misericordia. En nuestra Iglesia diocesana de Cúcuta están abiertas las Puertas de la Misericordia, en un signo preciso y comprensible para todos, la Iglesia muestra a sus hijos el espacio de Dios, de su MISERICORDIA y AMOR, del cual todos pueden vivir y experimentar. El Santo Padre ha querido hacernos el regalo del JUBILEO DE LA MISERICORDIA, para que también podamos vivir y manifestar a nuestros hermanos que sufren en la carne, en su vida, la necesidad del otro. Un año para vivir la MISERICORDIA y la caridad. Que en este año todas las comunidades vivan de alguna manera el signo de la caridad y la entrega a los hermanos que sufren: los pobres, los ancianos, los tristes, los enfermos, los encarcelados, los desplazados y excluidos de nuestra sociedad.

UNA IGLESIA EN CAMINO. Este año 2016 está marcado también por el camino que recorremos en el SÍNODO DIOCESANO. Un momento de gracia y de fuerte vida pastoral para nuestras comunidades. En un espacio de profunda comunión vamos construyendo el camino de nuestra Iglesia, revisando sus situaciones, necesidades, perspectivas. De esta forma podremos establecer y propiciar la respuesta de todos a Dios en su vida y en nuestras acciones concretas.

Mis mejores deseos para ustedes, queridos hermanos.  Que Dios nos ayude a fortalecer nuestra respuesta, nuestra participación  en los espacios y acción eclesial.   Que Dios ilumine nuestro camino de fe. Que la Santísima Virgen, Nuestra Señora de Cúcuta nos proteja y acompañe siempre.

¡Alabado sea Jesucristo!

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