Para nosotras es motivo de gratitud celebrar cuarenta años de presencia activa a través de nuestra misión en esta Iglesia Particular de Cúcuta, misión que hemos realizado desde el momento que llegamos, con una presencia siempre Eucarística- Sacerdotal- Litúrgica.
La celebración eucarística por los 40 años se llevará a cabo el 16 de agosto a las 8.00 a.m. en la Av. 3 No 14-96 Barrio la Playa. Invitándolos muy cordialmente a esta acción de gracias.
¿Quiénes somos?
Mujeres llamadas, consagradas y enviadas por Jesús Resucitado quien es la razón esencial de nuestro ser y quehacer; siendo presencia profética en la Iglesia, en la historia y en la Familia Paulina.
Somos una congregación de derecho Pontificio, fundada por el Beato Padre Santiago Alberione, en Alba Italia, el 10 de febrero de 1924; teniendo a Madre María Escolástica Rivata como primera Madre de las Pías Discípulas.
Nuestro nombre jurídico es Pías Discípulas del Divino Maestro (PDDM). Nacimos en medio de una serie de situaciones difíciles; pero la fe del fundador logró que nos aprobaran como Congregación de derecho diocesano en 1947 y de derecho Pontificio en 1960. Tenemos presencia en 32 naciones. Llegamos a Colombia el 17 de mayo de 1955.
Somos la tercera Congregación de la Familia Paulina, que comprende cinco Congregaciones y cinco Institutos.
Dimensión Eucarística:
Nuestra experiencia eucarística se convierte en urgencia de anuncio concreto de vida, en la belleza y en la austeridad digna del servicio. Con una continua y adecuada atención a las exigencias de las diversas culturas, queremos comunicar a Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida, llevando en el corazón la universalidad paulina a través de un ministerio eucarístico, sacerdotal, litúrgico.
“Somos lámparas que arden” ante Jesús presente en la Eucaristía intercediendo por las necesidades del mundo. “La Contemplación es apostolado y el apostolado es contemplación”.
Dimensión Sacerdotal: El anhelo de responder constante y progresivamente a las exigencias del tiempo y del lugar, nos lleva a contribuir en el desarrollo de la pastoral de la Iglesia: orar por las vocaciones, ayudarlas en su crecimiento y desarrollo, asistir y acompañar a los sacerdotes en su ministerio, en el sufrimiento, ancianidad, soledad y otras situaciones.
Dimensión Litúrgica:
Comunicamos a Jesús Maestro con creatividad, poniendo al servicio de la liturgia las riquezas de la música, la artesanía, arquitectura y otras expresiones artísticas, junto con nuestro propio testimonio de vivir la liturgia como un signo palpable que acompañe a la oración, de éste modo, la liturgia celebrada y vivida se convierte en anuncio, testimonio y medio para la nueva evangelización, sobre todo a aquellos y aquellas que buscan vivir la experiencia de Dios a través de la liturgia; como también colaboramos en la formación, catequesis, encuentros bíblicos- litúrgicos, siempre para ser en la Iglesia y el mundo una presencia humilde, viva, profética y fecunda.
Con una espiritualidad Cristocéntrica- Paulina- Mariana
La persona del Divino Maestro camino, Verdad y Vida unifica nuestro ser discípulas y da sentido a la unidad de la misión Eucarística-Sacerdotal- Litúrgica. Esta relación vital con el Maestro nos forma, y se manifiesta en un sentido de vida semejante al de las mujeres que en la mañana de Pascua se encuentran con el Maestro Divino y son enviadas: “La Contemplación es apostolado y el apostolado es contemplación”.
El estilo de vida al que estamos llamadas como discípulas es el de Cristo, contemplativo, apostólico, Jesús Maestro y el Padre son el modelo de nuestra contemplación de donde nace toda actividad apostólica al servicio de los hombres y mujeres de nuestro tiempo.
Características de nuestro estilo de vida:
• Vivir en comunidad, unidas por un mismo ideal por el cual luchamos juntas, en el servicio y la caridad para con quienes nos encontramos cada día.
• Recogimiento, siendo mujeres capaces de vivir la intimidad de la oración, teniendo una personalidad integrada.
• Vivir el silencio es una consigna de nuestro fundador, es un medio de plenitud de vida interior, madurez y libertad.
• Apertura a las exigencias de la caridad, estando atentas a los signos de los tiempos para tratar de responder a ellos.
• Contemplación; vivir los acontecimientos de cada día a la luz de Dios y desde ahí discernirnos.
• El testimonio comunitario y la consagración religiosa requieren un ejercicio de todo el ser, unido esto a la oración, lo queasegura el desarrollo de nuestra personalidad como discípulas.