“Mil millones de turistas, mil millones de oportunidades”, fue el lema designado para el texto que invita a adoptar un acercamiento correcto a los pueblos visitados, así como a garantizar el cumplimiento de las leyes y crear otras nuevas adecuadas para la protección de la dignidad de la persona.
El mensaje precisa que “las comunidades locales están llamadas a abrir sus confines a la acogida de quien llega de otros lugares movido por una sed de conocimiento. Una oportunidad única para el enriquecimiento recíproco y el crecimiento común. Ofrecer hospitalidad permite hacer fructificar las potencialidades ambientales, sociales y culturales, crear nuevos puestos de trabajo, desarrollar la propia identidad y valorizar el territorio”.
El texto también explica que “el turismo representa mil millones de oportunidades también para la misión evangelizadora de la Iglesia. “Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón” (Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, n. 1). Es importante, en primer lugar, que acompañe a los católicos con propuestas litúrgicas y formativas. Debe también iluminar a quien, en la experiencia del viaje, abre su corazón y se interroga, realizando así un verdadero primer anuncio del Evangelio”.