Según el DANE, más de la mitad de las mujeres colombianas son jefes de hogar, hablando en cifras, el 56,8% de los 22,2 millones de la población femenina del país, son cabeza de hogar.
Esta realidad debe suscitar en nosotros la pregunta: ¿Se es padre de familia por vocación, o por casualidad?. Según el papa Francisco el ser padre o madre es una vocación, es una llamada bellísima porque nos hace crecer, de manera del todo especial, a imagen y semejanza de Dios.
Ser papá y mamá significa de verdad realizarse plenamente porque es volverse similares a Dios”.
Sin embargo, contrario a lo que propone el papa Francisco la realidad es otra, puesto que muchas personas, en su mayoría adolescentes, asumen el rol de la paternidad o maternidad sin estar preparados y sin medir consecuencias, debido a que los resultados de sus actos más que ser acciones reflexionadas, oradas, corresponden a simples pulsiones libidinosas con la excusa del señorío sobre el cuerpo y amparados en el mal uso de los derechos sexuales y reproductivos, que en uno de sus apartes refiere: la persona tiene el derecho a explorar y a disfrutar de una vida sexual placentera, sin vergüenza, miedos, temores, prejuicios, inhibiciones, culpas, creencias infundadas y otros factores que impidan la libre expresión de los derechos sexuales y la plenitud del placer sexual.
En cierta medida, estaría de acuerdo, siempre y cuando se tenga conciencia, claridad y responsabilidad frente a las repercusiones que dicho derecho implica. En otras palabras, no se trata de hacer las cosas por hacerlas, porque a toda acción corresponde una reacción y unas consecuencias. Y como dice el Evangelio: “luego viene el llanto y el rechinar de dientes”; por eso hay que pensar antes de actuar.
Por otra parte, y solo para que nos demos cuenta de la magnitud de la responsabilidad que conlleva el ser padre o madre, quiero citar algunos estudios realizados:
Según el profesor Humberto Ayub, en su página esperanza para la familia, cuando el padre está ausente, ya sea porque es alcohólico, drogadicto, hay un divorcio, está muy ocupado en su trabajo o pasa muy poco tiempo con los hijos, se producen serios problemas en el desarrollo emocional, mental, espiritual y social de los niños.
Estadísticamente las hijas que no contaron con el apoyo de sus padres cuando más lo necesitaron, son 92% más propensas a fallar en sus matrimonios y llegar al divorcio. En el caso de los hombres, son 35% más propensos.
Los niños con poco apoyo de parte de sus padres tendrán un pobre desarrollo académico y fallarán en la escuela, no por falta de capacidad sino por falta de desarrollo emocional, en el cual el padre juega un papel muy importante.
La forma más clara de predecir el crimen en el futuro es la ausencia del padre y cuando hablamos de la falta del padre no nos referimos a la muerte del mismo, sino a que no cumple su papel en la familia.
De igual forma los hijos de padres alcohólicos tienen un alto índice de ser alcohólicos o drogadictos, de experimentar tensión, estrés, depresión, pobre desarrollo escolar ofalta de adaptación social.
Es contrario cuando hay una paternidad comprometida en las relaciones de padre e hijos, en cuanto a:
• Tener sentimientos y conductas responsables respecto del hijo
• Sentirse emocionalmente comprometido.
• Ser físicamente accesible
• Ofrecer apoyo material para sustentar las necesidades del niño
• Ejercer influencia en las decisiones relativas a la crianza del hijo.
Los niños se caracterizan por una mayor capacidad cognitiva, mayor empatía y mejor capacidad de autocontrol. Y no sólo tiene consecuencias positivas para los hijos, también implica que las madres tengan más libertad para alcanzar metas profesionales manteniendo un adecuado grado de cercanía en la relación con sus hijos.
Hay que tener en cuenta que ser padre o madre no corresponde únicamente a la función biológica de procrear, sino que significa muchísimo más, ya que corresponde a los padres ayudar a los hijos a enfrentar el ambiente hostil que les rodea, teniendo en cuenta que la generación
actual de niños y jóvenes enfrenta retos superiores a los que enfrentamos nosotros a su edad.
Si deseamos que ellos estén seguros debemos hacer que se sientan seguros en el hogar, deben sentirse en una atmósfera de afecto, donde se les provee de todo lo que necesitan.
Recapitulando, debemos ser conscientes y responsables a la hora de asumir este rol, y unidos al papa Francisco debemos entender que ser papá y mamá es vocación y no casualidad, porque es una llamada de Dios “a amarse totalmente sin reservas, cooperando con Dios en este amor y en transmitir la vida a los hijos”.
Qué bueno sería que todos los niños y las niñas tuvieran la oportunidad de crecer, disfrutar y vivir con el amor de su padre y su madre.
Texto: Cortesía Periódico La Verdad Edic. 750 / Foto: internet.