“¿De qué sirve una guerra donde todos estamos perdidos, donde finalmente todos nos sentimos víctimas y donde solo ganan los interesados en alimentar este conflicto?”, cuestionan los prelados, al tiempo que afirman que “desde las filas de la guerra también es necesario invocar la esperanza; se debe reconocer el derecho a la paz, se debe creer que podemos llegar a ella y salvaguardar desde ya toda forma de vida. Aquí, en estas filas, se necesita hoy más que nunca una mirada de esperanza; si se tiene el coraje para asumir la guerra, se debe tener el coraje para asumir la paz”.
En el comunicado firmado por los obispos de Ocaña, Cúcuta, Tibú y el Arzobispo de Nueva Pamplona, los obispos se refieren también al compromiso de todo el pueblo colombiano en la construcción de la paz.
“La degradación del conflicto genera caos, dolor, incertidumbre, desasosiego. Estos sentimientos nos roban el horizonte de futuro que todos anhelamos y que posibilita la paz. Ante esta cadena de hechos en el país y en nuestro territorio, nos quedamos perplejos preguntándonos quiénes no están haciendo lo correcto. Entramos en confusión y quizá radicalizamos también nuestras posiciones y empezamos a considerar de nuevo la guerra como parte de la solución. No podemos perder el horizonte. ! Invoquemos la esperanza.
Finalmente sostienen: “Como la guerra nos afecta a todos, la paz es responsabilidad de todos”.
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