En dicha actividad también se contó con la participación de autoridades regionales y locales, el sector empresarial, organizaciones y sociedad civil, quienes tuvieron un espacio para dar sus puntos de vista acerca del tema tratado a lo largo del foro y donde acordaron que, de no resolverse el conflicto, no habrá un cambio real para Norte de Santander.
En su intervención, Mons. Vidal, destacó que “la guerra es insensata, no le hace bien a nadie, ni a los vencedores. He visto como la guerra no solo tiene el efecto de quitar vidas sino también ilusiones y esperanzas, es por eso que la Iglesia siempre ha apoyado los proyectos de paz, ya que no depende solo del buen éxito de los diálogos, sino del desarme de los grupos al margen de la ley, que sería un paso efectivo hacia la paz».
El Alto Comisionado para la Paz y conferencista central de este foro, Sergio Jaramillo Caro, fue enfático en aclarar a los ciudadanos nortesantandereanos que la desmovilización y la dejación de las armas son algunas de las condiciones establecidas para llegar a la firma de un acuerdo en la Habana y de este conflicto que “continua siendo un trabajo de larga lucha para muchos”.
“Si no hay dejación de armas no hay fin al conflicto, la estructura básica de esto es que se firme el acuerdo final, se entra en cese final y definitivo, y luego se establece un mecanismo de verificación y cada quien comienza a hacer lo que le corresponde”, indicó Jaramillo Caro.
El gobernador del departamento, Edgar Díaz Contreras, panelista en el Foro, también dejó claro que “la verdadera construcción de la paz debe iniciar desde las regiones, dialogando con las comunidades, por eso enfatizamos que Norte de Santander no puede quedar aislado, el Gobierno Nacional debe analizar qué modelo económico se puede implementar para cerrar la brecha de desigualdad que existe en nuestro territorio.
El conversatorio fue encabezado por Sergio Jaramillo, Alto Comisionado para la Paz y acompañado, entre otros, por el padre Juan Carlos Rodríguez, director ejecutivo Corporación Nueva Sociedad Región Nororiental de Colombia y Antonio Lizarazo, asesor de la oficina del Alto Comisionado para la Paz.
Por: Diana Cote, CS en formación