La bendición de los Óleos y consagración del Crisma, dan unidad a todo el año litúrgico

Fotos: Centro de Comunicaciones de la Diócesis de Cúcuta

Los santos Óleos están en el centro de la celebración de la Eucaristía, dando unidad a todo el año litúrgico, ya que expresan la comunión de la Iglesia y remiten a Cristo. Son bendecidos, y el Crisma consagrado, en el marco de las celebraciones más importantes para la fe cristiana: la Pasión, Muerte y Resurrección. Por ello, la Diócesis de Cúcuta celebró la solemne Misa Crismal, este jueves 30 de marzo en la Catedral San José.

El Óleo de los Catecúmenos extiende el efecto de los exorcismos, porque los bautizados reciben la fuerza para que puedan renunciar a Satanás y al pecado, antes de que se acerquen a la fuente bautismal. El Óleo de los Enfermos, remedia las dolencias del alma y del cuerpo de los enfermos, para que puedan soportar y vencer con fortaleza el mal y conseguir el perdón de los pecados. Y, el Santo Crisma, se utiliza en los sacramentos del bautismo, confirmación y el orden sacerdotal, así como en la consagración de un templo o altar.

La celebración eucarística fue presidida por el Obispo de la Diócesis de Cúcuta, Monseñor José Libardo Garcés Monsalve —quien bendijo los Óleos y consagró el Crisma—; concelebrada por el Arzobispo emérito de Villavicencio, Monseñor Óscar Urbina Ortega y los sacerdotes del consejo de gobierno. El banquete de la Palabra fue compartido con todo el clero, religiosos, diáconos seminaristas y fieles bautizados. En este día, los sacerdotes realizaron la renovación de las promesas del día de su ordenación, con la disposición de seguir creciendo espiritualmente y hacer viva la presencia de Cristo entre los sacerdotes y los fieles.

A los sacerdotes el Obispo exhortó a reafirmar su compromiso de “cumplir los sagrados deberes que, movidos por el amor a Cristo y para servir a la Iglesia, aceptamos con gozo el día de nuestra ordenación sacerdotal”, expresó Monseñor, y a los fieles convocó a ser responsables al asumir como comunidad de creyentes, “la tarea de asegurar la fidelidad a los sacerdotes, mediante su oración y sacrificios, para que seamos santos de verdad, por la corrección oportuna de ustedes, cuando sea necesaria”, de esta manera se pueden evitar desfallecimientos, ya que “esta es la auténtica comunión y la necesaria solidaridad de la salvación entre pastores y fieles”.

“El diácono permanente constituye un importante enriquecimiento para la misión de la Iglesia” 

En la Sagrada Eucaristía también se vivió otro especial momento para la Iglesia Particular de Cúcuta, ya que, como Iglesia, se le pidió al señor Obispo, la ordenación de Sixto Alberto Leal Hernández, para el diaconado permanente, quien descubrió en su hogar, la vocación de servir a Dios y a la Iglesia.

El nuevo diácono permanente se compromete a reflejar en su familia, el fruto del amor de Cristo, y a ser una ayuda en la evangelización y la caridad de la Iglesia. Monseñor en su homilía, explicó que “el diácono permanente constituye un importante enriquecimiento para la misión de la Iglesia”, porque anuncia la fe y proclama el Evangelio con su vida.

Monseñor José Libardo manifestó su deseo de que esta ordenación sea la semilla, para que otros fieles laicos “descubran la vocación de un servicio especial en la Iglesia (…) Y, suscite el fervor misionero”.

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