Tras cinco días de encuentros, la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), reunió las conclusiones de la CXIV Asamblea Plenaria del episcopado y publicó a través de sus canales oficiales, el mensaje de los Obispos para el pueblo de Dios que peregrina en esta nación.
En las Asambleas Plenarias son convocados los Arzobispos y Obispos diocesanos, los Arzobispos y Obispos coadjutores, el Obispo castrense, los Obispos auxiliares los Vicarios Apostólicos, los Administradores Apostólicos y los Administradores diocesanos, así como los Arzobispos y Obispos titulares y eméritos (cuando cumplen una función específica en el ámbito nacional). Suelen ser consultados los Obispos eméritos, el Nuncio Apostólico del Papa en Colombia, los miembros del Secretariado Permanente de la CEC, la junta directiva de la Conferencia de Religiosos de Colombia, y cuando es necesario, algunos laicos.
En este primer encuentro del año, correspondiente a la Asamblea en su versión número 114, los Obispos, en un ambiente de oración, diálogo y reflexión, desarrollaron las jornadas en torno al tema: «Iglesia que vive la comunión y la participación», con el objetivo de repasar las primeras etapas del Sínodo de la sinodalidad y responder a los interrogantes planteados para la etapa actual -que es la continental-, la cual concluirá con la síntesis, fruto de las asambleas episcopales.
Conclusiones
Los Obispos señalaron puntualmente cuatro temas de reflexión, que requieren la atención de toda la Iglesia, el gobierno nacional y todos los ciudadanos, para trabajar en ellos desde la justicia, la fraternidad, el perdón y el amor:
- La migración, que sigue siendo una problemática interna a pesar de que la frontera esté abierta.
- Una propuesta de conversión ecológica, que evite el abuso de la biodiversidad colombiana.
- La paz debe seguir siendo responsabilidad de todos y fruto de un trabajo colectivo.
- Presentación del documento: “Líneas guía para la cultura del cuidado”, para promover protocolos de prevención que hagan de las instituciones de la Iglesia, ambientes seguros, donde se suscite la promoción de la dignidad humana y el encuentro con Dios.