Por: Pbro. Leonardo Mendoza Gélvez, párroco de Santo Tomás Apóstol
Parroquia Santo Tomás Apóstol. Foto: Centro de Comunicaciones Diócesis de Cúcuta
La erección de su parroquia, trae esperanza para la comunidad del Anillo Vial Occidental.
El Anillo Vial Occidental de la ciudad de Cúcuta, no solo es oscuridad, accidentalidad y olvido institucional; es también esperanza, conformado por un conjunto de barrios, sectores y familias de fe que permanentemente en medio de sus necesidades se reúnen para orar y compartir con sus amigos y vecinos en torno al altar, capillas humildes que en cada una de las comunidades se han construido entre maderas sencillas, zinc y alambres torcidos que maltratan las manos, pero que fortalecen el corazón y el espíritu con el anhelo de tener unos templos dignos para el encuentro con el Señor.
Capilla San Lucas Evangelista. Foto: Cortesía
La parroquia Santo Tomás Apóstol, la conforman la comunidad de San Isidro con su capilla del mismo nombre; la capilla San Lucas Evangelista la conforman las comunidades de Ciudad Rodeo, Arrayanes, Villas del Rodeo y Rincón del Rodeo; la capilla María Reina corresponde al sector de la Fortaleza; en el sector del Talento hay dos capillas, Santo Tomás Apóstol y San Juan Bosco (esta es atendida los padres carmelitas descalzos). También tiene dos lugares más de celebración, en el sector de la Nueva Esperanza y Nuestra Señora de la Merced en la Esmeralda.
Cada una de las comunidades y capillas tienen su actividad pastoral propia y se insertan dentro de un mismo proceso pastoral que intenta responder cada semana del mes a las necesidades de las familias y al proceso de evangelización de la Iglesia Particular en Cúcuta. En la primera semana, sobre todo, la oración al Santísimo y las confesiones en cada una de las capillas; la segunda semana, la especialidad es el encuentro con las parejas en la pastoral familiar; la tercera semana se incentiva el encuentro con la Palabra en la Lectio Divina, para que las comunidades puedan de una manera más fructífera acercarse a las Sagradas Escrituras y enamorarse de Jesús, Palabra Eterna del Padre. La cuarta semana es para la formación de los misioneros de Jesús en doctrina de la Iglesia dando a conocer el Catecismo de la Iglesia Católica; la especialidad de los sábados es la pastoral de la misericordia que junto con las hermanas de la Nueva Vida y las ministras extraordinarias de la comunión, visitan a los hermanos enfermos.
La celebración de la Sagrada Eucaristía es el centro de la acción pastoral y todos los domingos se vive este sacrificio incruento en todas las comunidades alimentando la fe de los fieles con este misterio, presencia real de Cristo. Además, cada martes en María Reina, miércoles en San Isidro, jueves en Santo Tomás y todos los días en San Lucas Evangelista, se celebra la Eucaristía con la presencia de fieles que acuden por el alimento de vida eterna que se confecciona en las manos del sacerdote que sirve a esta comunidad y que con la ayuda de todos los misioneros de Jesús, los monaguillos, catequistas, nazarenos, pastoral familiar, pastoral infantil, pastoral juvenil, miembros del EPAP y familias que han constituido en sus hogares casas de oración, hacen continuamente caridad gestionando ayudas materiales para las más de siete mil familias que hacen parte de la parroquia, en la que alrededor de dos mil familias son del hermano pueblo de Venezuela. Muchas instituciones, empresas y la Diócesis de Cúcuta a través de la Fundación Banco de Alimentos, se han vinculado para hacer llegar a la mesa de estas familias un complemento alimentario. Esta es la caridad de Cristo lo que la Iglesia vive en favor de los hermanos más vulnerables.
La parroquia fue constituida por el decreto N° 67-2020 del 22 de noviembre de 2020 por Monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid (Obispo de Cúcuta en ese momento), y representa una esperanza para cada una de estas comunidades que bajo el lema “yo tengo un sueño llamado templo” anhela tener su templo, casa de Dios y puerta del cielo, para celebrar los sacramentos del bautismo, matrimonio, confirmación, primeras comuniones y entregar a sus hermanos a Dios a su última morada.
Toda esta zona está creciendo exponencialmente y se puede proyectar que en un futuro no muy lejano sea constituida la capilla San Lucas Evangelista como parroquia, y a largo plazo, San Isidro puede ir soñando con tener una sede parroquial; ya que la fe y la devoción de todas las familias de estas comunidades ha ido creciendo por el encuentro personal con Jesús en la Eucaristía. En estas comunidades se vive la misión y también se necesita fortalecerla, por lo que es importante orar y volcar los ojos hacia esta zona de esperanza para que las parroquias ya constituidas coadyuven y subsidien estas parroquias nacientes en la periferia de la ciudad y que, aunque alejadas de las zonas céntricas, están también cerca al corazón de Dios, tienen maderas sencillas y zinc doblado por los aires de la indiferencia de la sociedad, pero pintadas con la gracia y la santidad de Dios.