Este año, el 25 de julio es el domingo anterior a la memoria litúrgica de los santos Joaquín y Ana, abuelos de Jesús, por lo que esta fecha ha sido la elegida por el Papa Francisco para celebrar la primera Jornada Mundial de los Abuelos y las Personas Mayores, porque su existencia es un don para la Iglesia, son testimonio de una riqueza espiritual y humana que se ha transmitido a lo largo de las generaciones.
El Sumo Pontífice eligió para esta primera Jornada el lema: “Yo estoy contigo todos los días” (Cf. Mt 28, 20), porque esta “es la promesa que el Señor hizo a sus discípulos antes de subir al Cielo y que hoy te repite también a ti, querido abuelo y querida abuela”. De hecho, el mismo Papa Francisco se ubica en la calidad de anciano, afirmando que “toda la Iglesia está junto a ti —digamos mejor, está junto a nosotros—, ¡se preocupa por ti, te quiere y no quiere dejarte solo!”. Este mensaje lo propone especialmente porque debido a la pandemia “muchos de nosotros se han enfermado, y tantos se han ido o han visto apagarse la vida de sus cónyuges o de sus seres queridos. Muchos, aislados, han sufrido la soledad durante largo tiempo”. Por esto, los anima a ponerse en marcha y renovar su vocación: “La cercanía del Señor dará la fuerza para emprender un nuevo camino incluso a los más frágiles de entre nosotros, por los caminos de los sueños, de la memoria y de la oración”.
La Diócesis de Cúcuta, a través del Periódico La Verdad, teniendo en cuenta las enseñanzas del Papa Francisco y la invitación a acompañar, exaltar y orar por los ancianos, presenta a sus queridos lectores, la experiencia de tres personas mayores, que desde sus vocaciones han sido testimonio del amor de Dios a lo largo de sus vidas.
Hna. Martha Consuelo Arcila González
Nació el 26 de junio de 1937 en Jericó (Antioquia); llegó a Cúcuta en 1969, fue educadora desde entonces en el colegio Normal Superior María Auxiliadora, hasta 1976, cuando pasó de ser salesiana a conformar la comunidad de las Misioneras de la Nueva Vida, cuyo objetivo ha sido llevar un apostolado de servicio a los ancianos, niños y más necesitados.
“Para mí Dios lo ha sido todo, desde que estaba en mi hogar, Dios se manifestó en la figura de mis padres, luego en la figura de mis educadores y en mi vocación. He estado meditando frente al Sagrario en esta doxología: “Por Cristo, con Él y en Él”, y doy testimonio de que Dios me ha acompañado siempre y por eso mi vida es una ofrenda al Cielo, por todo lo que Él ha hecho conmigo.
Mi vida ha sido prácticamente un servicio; yo me he considerado siempre una mensajera de Dios para este mundo, para mi comunidad, para la Iglesia, porque mi vida es servir. Siempre hemos visto que los ángeles los describen en formas traslúcidas, yo le pido siempre a Dios que me haga a mí traslúcida de Él, que todo el que me vea, se encuentre con Él, que, a través de mi presencia, Dios entregue un mensaje de paz, esperanza, de la fuerza de un ideal.
Benedicto XVI dice que uno se encuentra con Cristo, no a través de una idea, sino de un testimonio, entonces en la fe de otros, Dios se transparenta a través de mi vida, siento y es un hecho, que mi vida ha sido un mensaje para todas las personas que se van encontrando conmigo, no lo digo por vanidad, lo digo porque es así, soy instrumento de Dios.
A los jóvenes les digo: ¡Déjense amar por el Señor!, ser joven es tener ideales, es tener metas, es tener utopías, dejen que Cristo sea el que esté con ustedes buscando un horizonte. Cristo es eternamente joven -dice la Palabra-, y yo no he sentido el paso de los años, porque me voy acercando a la juventud de Dios”.
Pbro. Onofre Peñaranda Peñaranda
Nació el 11 de enero de 1938, su ministerio sacerdotal inició el 21 de enero de 1966. Ha servido como párroco en distintas comunidades en Norte de Santander, también en el departamento del Cesar. Para el Periódico La Verdad ha sido un gran apoyo durante más de 35 años, donde ha compartido todo este tiempo contenido social y pastoral, a través de su columna de opinión.
“En la vida misma, en la relación con la gente en la celebración de la Eucaristía, en mis oraciones, en el rezo del breviario, ahí he tenido oportunidades para poder pensar en Dios y vivir cerca de Él y en Él. He estado cerca de los campesinos, donde he sentido cómo Dios se expresa de una manera muy especial, por medio de la bondad de estas personas.
También Dios se ha expresado a través de mí. En primer lugar, vivir la fe para poder dar ejemplo, he vivido la fe y de esa manera, otros se acercan a esa misma fe y queda uno comprometido a ser ese instrumento del Señor.
Hoy le digo a los jóvenes que aprovechen el tiempo, porque el mañana es un fruto de lo que se siembra. Si sembramos buenas acciones, no hay duda que vamos a recoger eso. Mi mensaje es animarlos a que sigan adelante, no pierdan el tiempo, imitan a sus padres piadosos y buenos, no tomen un camino amplio, porque eso lleva a la perdición”.
Ciro Alfonso Fernández, laico
Nació el 13 de febrero de 1938 en Bochalema; pertenece a la comunidad parroquial de San Luis Gonzaga, siendo Ministro Extraordinario de la Comunión, lector y misionero.
“Dios en mi vida es todo, Él nos regaló todo y por el poder de la Palabra, nosotros tenemos su gracia. En mi vida, ha primado la fuerza de la oración, la cual ha servido mucho en mi familia; con la oración hemos salido de dificultades, especialmente ante las enfermedades que se presentan.
Mi misión en la vida cristiana ha sido transmitir las experiencias de todo lo que Dios me ha brindado, por intercesión de la Virgen María, y quien siempre nos guía: el Espíritu Santo. Todo esto siempre lo enseño a los lugares donde vamos a evangelizar.
A los jóvenes les digo que, por encima de todo, deben estar con Dios, deben estar firmes en la fe, en la esperanza y la caridad, tres cosas fundamentales que hay que poner en práctica, esto que fue lo que Nuestro Señor Jesucristo nos enseñó. Hay que seguir ayudando en lo que se pueda al prójimo, porque Jesús lo dijo claro que el que ayuda al otro, le ayuda a Él”.