La advocación a la Virgen del Carmen fue descrita por el arzobispo de Villa Vicencio, Monseñor Oscar Urbina Ortega, como una carta abierta de Dios a la Iglesia, para que aprendamos a ser discípulos y misioneros del Señor, puesto que la Virgen traza un camino a los laicos.
En esta fecha importante data de 1251 cuando la Virgen se apareció a San Simón Stock, general de la orden Carmelita en respuesta a la súplica que hace invocando la protección de su comunidad.
Según cuenta la historia, la Santísima Virgen en el encuentro que se dio, le da el escapulario San Simón Stock señalando que será un signo de privilegio para él y para todos los carmelitas, además prometió que serán auxiliados en sus necesidades y quien muera usando el escapulario luego de una vida en fidelidad a Dios, no sufrirá el fuego eterno y obtendrá la liberación de las penas del purgatorio.
«El escapulario es un signo particular de unión con Jesús y María. Para aquellos que lo llevan, es un signo de filial abandono a la protección de la Virgen Inmaculada” y agregó posteriormente “Que en nuestra batalla contra el mal, María, nuestra Madre nos envuelva en su manto. Os confío a Su protección y os bendigo de corazón» fue la precisión hecha por el Sumo Pontífice Emérito Benedicto XVI el domingo 17 Jul de 2011 en su Ángelus dominical.