Nuestros ancianos: maestros de la ternura

Por: Diácono Clement Jaimes Sepúlveda

Fotos: Centro de Comunicaciones de la Diócesis de Cúcuta

El Papa Francisco, en su ya tra­dicional Video de la Red Mun­dial de Oración, donde mes a mes, el Sumo Pontífice nos invita a orar por una intención especial, ha dedicado el mes de julio de 2022, a orar por los ancianos, para que su experiencia, tanto en la vida perso­nal como en la fe, sea un referente de ayuda para que especialmente los jóvenes, puedan mirar el futuro con esperanza. Además, esta intención mensual del Santo Padre, fue una preparación en cierta manera, para la celebración de la segunda Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, que se llevó a cabo en la Iglesia el domingo 24 de julio de este año.

Sin embargo, y adicional a esto, hay que destacar que el Santo Padre, durante sus últimas catequesis, ha llamado la atención sobre el tema de la vejez, haciendo énfasis no en esta como una etapa de la vida, sino viendo cómo la ancianidad es un re­galo para la humanidad, partiendo de resaltar el significado y el valor de la vejez, teniendo como gran­des referentes a personajes bíblicos como: Moisés, Eleazar y Judith, los cuales son personas ya mayores, pero que no son solamente per­sonas frágiles por su longevidad, sino que son referentes porque son símbolo de valores como la fe y sabiduría, y que se transmiten de generación en generación.

Antes de desarrollar algunas breves ideas sobre dichas catequesis del Santo Padre, veamos algunos aspectos a tener en cuenta a la hora de hablar sobre esta etapa de la vida humana, la cual en muchos casos es minusvalorada, desprecia­da e ignorada, pero que no por eso, deja de tener en sí una gran riqueza y valor para las sociedades de to­das las épocas; por ello, comence­mos afirmando que para la mayoría de los países miembros de la ONU (como es el caso de Colombia), han adoptado el término adulto mayor a partir de que se cumplen 60 años de edad, y por ello, se ha estipulado que los países miembros de este or­ganismo, deben aplicar y crear nor­mativas y leyes que garanticen que sus ciudadanos que sobrepasen esta edad, puedan tener todo lo necesario para vivir esta etapa de una forma digna.

Ahora bien, podemos preguntar­nos también: ¿qué dice la Sagra­da Escritura de la vejez? Pues bien, tradicionalmente, la vejez es un término que busca exaltar la experiencia y la sabiduría como bendiciones de parte de Dios, e incluso, en los pri­meros siglos de la Iglesia, se veía en el anciano más un símbolo de dicha sabiduría y expe­riencia que una persona como tal. Cabe resaltar también que, en el An­tiguo Testamento, el anciano se sim­boliza en Dios Padre, pero también se subrayará en el profeta Daniel, el cual es un hombre de sabiduría pro­bada, justo y con grandes virtudes heroicas. Sin embargo, el ya men­cionado video del Papa Francisco, ni sus catequesis sobre la anciani­dad, han sido pioneras a la hora de resaltar esta bella etapa de la vida humana, ya que también los últi­mos Pontífices de nuestra Iglesia, (particularmente desde Pío XII), hacen alusión y destacan el papel de los ancianos en las familias, Iglesias domésticas, y en la sociedad en ge­neral. A continuación, destacamos algunas de estas alusiones y lo que nos dice también el Concilio Vatica­no II junto con el Magisterio Ecle­sial:

  • Papa Pío XII: Menciona San Clemente de Roma, el cual refiere el cumplimiento de los deberes fa­miliares, dando el honor debido a los ancianos. También, exhorta a los hijos a que cumplan el Cuar­to Mandamiento de la Ley de Dios: “Honrar a Padre y Madre”, y agrega que: “los ancianos, al orar con el San­to Rosario, recorriendo las cuentas del rosario con sus dedos, rezan por su familia, lo cual es como su últi­mo servicio de gratitud prestado a la familia”.
  • Concilio Vaticano II: El Concilio menciona el tema de la ancianidad sólo en la Constitución Dogmática Gaudium et Spes (n. 27 y 66), y en el Decreto Apostolicam Actuosita­tem (n. 11), donde en síntesis pode­mos afirmar que el Concilio invita a todos los cristianos a sentirse con la obligación de sentirnos cercanos a servir a todos los hombres que estén cerca de nosotros, en especial a los ancianos, partiendo de las propias palabras de Jesús en el Evangelio: “Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis”. (Mateo 25, 40). 
  • Papa san Pablo VI: Invita a re­valorizar la importancia familiar para conseguir un bienestar pleno de todos los miembros del hogar, e insiste particularmente en que “no hay edad alguna de jubilación”, a la hora de cumplir la voluntad de Dios, y en el caso de los ancianos, su aporte desde la experiencia de la vida es como un camino de acer­camiento y encuentro con la vida eterna, que sirve como preparación para los más jóvenes en su relación con la ancianidad.
  • Papa san Juan Pablo II: La fami­lia fue una de sus prioridades pasto­rales, ya que esta, como Iglesia Do­méstica, es el lugar donde se deben infundir los valores, una tarea en la cual serán de gran ayuda, las expe­riencias de los mayores.
  • Papa Benedicto XVI: en un dis­curso en un asilo de ancianos en Gran Bretaña en el año 2010, par­tiendo también del cumplimiento del Cuarto Mandamiento de la Ley de Dios (Deuteronomio 5, 16), afir­mó lo siguiente: “Dios quiere un verdadero respeto por la dignidad y el valor, la salud y el bienestar de las personas mayores… y como Iglesia, así se podrá cumplir el mandato del Señor de respetar la vida, sin impor­tar la edad o las circunstancias”. Y es que hoy, cuando desafortunada­mente tantos ancianos sufren el des­precio, el abandono y olvido de sus familias y de la sociedad en general, es urgente que podamos acompañar a nuestros hermanos mayores, vien­do su vida como un don de Dios, y viendo en ellos la posibilidad de que cada persona: “es querida, amada y necesaria” (Homilía en el solemne inicio del Pontificado del Papa Benedicto XVI, 24 de abril de 2005).
  • Pontificio Consejo para los Lai­cos: En el documento “Dignidad del Anciano y su Misión en la Igle­sia y en el Mundo”, resalta que se le debe dar mayor sentido y valor a la vejez, sentando inclusive las bases para una pastoral de los adultos mayores, teniendo como referente que uno de los deberes de la Igle­sia es: anunciar a los ancianos la buena noticia de Jesús como se lo reveló a Simeón y Ana, haciendo además posible que como Iglesia, se ofrezca a los ancianos la posibilidad de encontrarse con Cristo, lográn­dose así que estos puedan ser pro­motores y evangelizadores de un continuo renacer como lo indicó Jesús a Nicodemo (Juan 3, 5) (Rodríguez Torrente, Jesús. La an­cianidad en el magisterio eclesiástico reciente, editorial PPC, España, 1999).

Así entonces, teniendo presente to­dos estos elementos que la Iglesia por medio del Sumo Pontífice, nos ha brindado con miras a poder com­prender, valorar y apreciar mejor la vejez, cabría preguntarnos lo si­guiente: ¿Por qué el Papa Francis­co ha dedicado sus catequesis más recientes a tratar este valioso y grandioso tema? Pues bien, en mu­chos estudios estadísticos realiza­dos recientemente, se ha visto cómo en los últimos años, el número de personas mayores de 65 años se ha aumentado enormemente, y además de esto, casi un 25% de di­chos ancianos que viven en países desarrollados, vi­ven completamente solos (“Maestros de la Ternura”: El Proyecto vital del Papa para los Ancianos: www.vaticannews.va).

Esto enton­ces, implica un reto enorme a la hora de que los gobiernos y las propias familias, puedan brindar un completo bienes­tar a sus familiares mayores; sin embargo, hoy son co­munes los casos donde una familia, se resiste a atender a sus familiares mayores, lo que hace que estas per­sonas se sientan rechazadas, mal­tratadas, despreciadas e ignoradas en sus propios hogares, o en casos ya más extremos, muchos ancianos que no reciben el apoyo y acompa­ñamiento de sus familias, terminan muchas veces en casas de otras per­sonas no familiares, donde pueden encontrar cierto apoyo, o en hogares geriátricos o ancianatos, donde sus familiares “brillan por su ausen­cia”, lo cual genera en los ancianos una situación desfavorable, donde entonces la etapa de la vejez es vista incluso como un castigo o tormento, lo cual hace además, que ni su fami­lia e incluso la sociedad en general, puedan aprovechar la experiencia, consejos y orientaciones de aque­llos, que sin duda alguna, en el pa­sado se desgastaron por el futuro de sus familias, pero que ahora, ese fu­turo de sus familias (que es el hoy), ignora y desprecia dichos esfuerzos, y lleva a los ancianos a vivir a situa­ciones poco cristianas e inhumanas.

Viendo entonces esta compleja rea­lidad que sufren nuestros ancianos de hoy, el Papa Francisco ha aprove­chado las últimas catequesis desde el mes de febrero de este año, pre­cisamente para que valoremos, res­catemos y recordemos a nuestros abuelos o personas ancianas que nos han transmitido sus experien­cias de fe, de sabiduría y de vida en general, y que son un referente familiar que no podemos ignorar. Además, como familias cristianas, debemos ser ese signo de contradic­ción en el mundo, evitando hacer lo que hace comúnmente la sociedad de hoy: excluir y aislar a los ancia­nos e ignorar su pasado, sus conoci­mientos y valores, los cuales, y con un buen acompañamiento a la luz de la fe y de la Palabra de Dios, puede garantizar, desde un diálo­go intergeneracional un buen fu­turo para la sociedad.

Valoremos entonces al máximo a nuestros ancianos en nuestras familias, en nuestras comunidades parro­quiales y en nuestros barrios y veredas, escuchémoslos, ani­mémoslos, y, sobre todo, oremos por ellos, para que, todos como bautizados, miem­bros de la Iglesia, podamos estar cerca de ellos, y hacerles sentir que siempre serán valiosos para nuestras familias y nuestras co­munidades, al ser maestros de la ternura en nombre de Dios.

Finalmente, veamos algunas frases destacadas, a manera de síntesis, de las Catequesis sobre la vejez del Papa Francisco de este año:

“La eterna juventud “es una aluci­nación muy peligrosa” … “ser an­ciano es tan importante y hermoso como ser jóvenes” (23 de febrero de 2022).

“La alianza de generaciones es indispensable … así que “perder el tiempo” con los hijos, abuelos y ancianos, fortalece la familia huma­na”. (2 de marzo de 2022).

“La sabiduría de los ancianos es una palabra profética para ir contra la corrupción… “el mundo necesita jóvenes fuertes y ancianos sabios”. (16 de marzo de 2022).

“Moisés ve la historia y transmite la historia … los ancianos ven la historia y transmiten la historia”. (23 de marzo de 2022).

Teniendo presente a los ancianos Simeón y Ana, “la vejez debilita de un modo u otro la sensibilidad del cuerpo… sin embargo, una vejez que se ejercita en la espera de la visita de Dios… será más sensible para acoger al Señor cuando pase”. (30 de marzo de 2022).

“La fe no es una cosa de ancia­nos, sino que es algo de vida”. (4 de mayo de 2022).

“Los ancianos han aprendido mucho en la vida, han pasado mu­chas… pero al final tienen esa paz, una paz… casi mística… la paz del encuentro con Dios”. (18 de mayo de 2022).

“Si los ancianos, que ya han visto de todo, conservan intacta su pa­sión por la justicia, entonces hay esperanza para el amor, y también para la fe”. (25 de mayo de 2022).

“El anciano camina hacia adelan­te… hacia el destino, hacia el cielo de Dios… camina con su sabiduría vivida durante la vida”. (8 de junio de 2022).

“Hay que seguir a Jesús siempre, a pie, corriendo, lentamente, en si­lla de ruedas, pero seguirle siem­pre…”. (22 de junio de 2022).

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