El voto de los católicos

Estamos a las puertas de un momento muy importante en la vida de nuestra comunidad: Las elecciones a los cargos de las autoridades locales, aquellos que tienen la responsabilidad directa del entorno cercano a nuestras comunidades. Seremos llamados a expresar nuestra elección en los próximos días, y es necesario entrar a reflexionar sobre la gran responsabilidad que tenemos al escoger a quienes tienen que cuidar y gestionar los recursos de la comunidad.

Deseo presentar en estas sencillas reflexiones, algunos elementos para los lectores de LA VERDAD, que susciten una profunda lectura de esta realidad social que nos toca. Con las elecciones entramos en el ejercicio de la democracia, el sistema político que hemos elegido para nuestra expresión como estado; por el voto, elegimos a algunos que tienen que administrar y buscar el bien de todos. En nuestra comunidad, los gobernantes deben buscar el desarrollo humano integral, un compromiso con las realidades superiores que animan nuestra sociedad, pero que se concretizan en las necesidades de los hombres y mujeres de nuestra comunidad.  Como ciudadanos, pero también como cristianos, seguidores de Jesús y de su Evangelio, tenemos que asumir con mucha responsabilidad este momento decisivo.

En la democracia, algunos son encargados por la comunidad de velar por los derechos y los deberes de todos. La democracia es también participación, fortaleciendo formas y modos en los cuales se lleve a que todos los ciudadanos participen con su aporte, y con el cumplimiento de las normas y leyes entregando su valioso aporte a la vida del entorno en el cual vivimos, ayudando a que todos tengan lo necesario y fundamental para su existencia.

Esa decisión que tomamos con las elecciones, deben ser libres, garantizando que este proceso elija a los mejores, a aquellos que por sus valores y capacidades respondan a todas las necesidades. No debe ser sólo una elección basada en agrupamiento de ideas o de principios políticos, siguiendo solo una bandera o una persona. Deben manifestarse principios y elementos superiores en esta elección, repasando ideas, propuestas, programas de acción y de gobierno. Esta elección no puede estar marcada por beneficios políticos, por dádivas o cosas que creen una corrupción de la escogencia que hacen los ciudadanos. Tendríamos que superar esta forma de buscar la expresión del voto por los miembros de nuestra comunidad.  Debemos extirpar toda forma de pago o de intercambio por el voto, además de ser un delito, rompe con los altos principios éticos de este delicado momento de la comunidad.

La elección de los mejores, es el principio, tener claramente marcada la verificación que los ciudadanos deben realizar en el tiempo.  Los responsables del Gobierno deben rendir cuentas de forma clara y constante a todos, incluso aquellos que no han votado por ellos. Algunos principios deben estar siempre presentes: quien administra la realidad de los bienes públicos tiene que mostrar que su obrar y acción son correctos y responden a la construcción de un ideal social.

Al momento de expresar nuestra voluntad en las urnas, debemos tener en cuenta que la acción de los gobernantes tiene que defender temas y principios que para nosotros los cristianos son fundamentales:

  • La defensa de la vida humana (desde su concepción en el primer instante de la fecundación, hasta el término natural de su fin), esto comporta claramente un NO al aborto y a la eutanasia, a los experimentos médicos en el campo de la vida humana.
  • La defensa de la familia humana (constituida por un hombre y una mujer, abierta a la vida, con acceso a los bienes fundamentales para su realización en la vivienda, la justa remuneración, la educación).
  • La educación y acceso a los bienes que como cristianos defendemos en la doctrina social de la Iglesia, la libertad religiosa y el respeto de los espacios para los que somos creyentes (en todas las condiciones religiosas y de vida espiritual).
  • Que todos puedan participar de los beneficios de la salud, sus desarrollos y medicamentos; comenzando con los más pobres.
  • Los gobernantes tienen también que procurar la ejecución de los recursos públicos con total eficiencia y honestidad, buscando el bien común en obras que sirvan a todos y no a unos pocos o a segmentos de una determinada comunidad.
  • Deben igualmente garantizar que todos los miembros de la comunidad reciban los bienes y beneficios sociales, especialmente los que por razones históricas o los complejos momentos de nuestra Patria, están excluidos de ellos. Es la búsqueda del ejercicio de la justicia social (Números 81, 82).

Estos principios y elementos están muy bien expuestos en el Compendio de la doctrina social de la Iglesia, publicado por mandato de San Juan Pablo II en 2004 (números 408 y siguientes).

Es necesaria la participación de todos con una afluencia masiva a las urnas, así garantizamos que exista verdaderamente una representación de todos en la elección de nuestros gobernantes. Un voto necesario, pero que también tiene que ser respetado y acompañado con gran honestidad por las autoridades responsables de su registro y conteo.

Nuestro país, Colombia, vive una polarización política desde hace muchos decenios.  Es justo que en las elecciones y en la lectura de las realidades políticas (que comporta la lectura de hechos económicos, sociales, de derecho y justicia), se garantice  el derecho de la agrupación de ideas y de líneas de acción (partidos políticos), pero debe tenerse en cuenta también la búsqueda del bien común y de la construcción del desarrollo humano integral.

Existen bienes superiores que tenemos que buscar con urgencia: el bien de todos, la paz, el orden y la adecuada aplicación de las leyes, la reconciliación y la reparación de los derechos de las víctimas de la violencia, la verdad (en todos los espacios) para construir sólidamente el futuro. Los discursos y las palabras del Papa FRANCISCO en su visita apostólica a Colombia, son un precioso tesoro que tenemos que repasar cada vez más, buscando su profunda enseñanza.

El servicio político en el Gobierno y la representación que se ejerce, tiene una importante tarea y horizonte: BUSCAR EL BIEN COMÚN, donde se ayude a todos.  San Juan Pablo II, hablando de los fieles laicos, nos dio algunas características para este servicio en la comunidad política: la paciencia, la modestia, la moderación, la caridad, la generosidad (Carta Apostólica Christifidelis laici, n. 42).

De frente a nosotros, en nuestra comunidad concreta, tenemos grandes retos y grandes problemas en el horizonte, no podemos alejarnos de ellos y no tenerlos en cuenta a la hora de expresar nuestra voluntad en las urnas: la emigración y retorno de tantos a esta región, la pobreza en nuestras periferias, la falta de empleo y de oportunidades para muchos, la pérdida de valores cristianos y de fe, la corrupción, la violencia e irrespeto de la vida humana -don sagrado de Dios-, la falta de vivienda digna y de oportunidades.

A la hora de emitir nuestro voto, pensemos en la alta responsabilidad de todos. Cada voto es importante y necesario, debe ser animado por principios de altos principios del bien común. Un voto que debe ser animado no por intereses de parte o por beneficios materiales debe contribuir al beneficio de todos, y al desarrollo de una comunidad en forma integral.

Nos asista Dios, con su Espíritu Santo en esta elección al expresar nuestra voluntad  escogiendo los gobernantes que necesitamos.

¡Alabado sea Jesucristo!

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