Diócesis de Cúcuta sufre el dolor y la muerte que deja la pandemia

Fotos: Centro de Comunicaciones Diócesis de Cúcuta

El pasado 7 de agosto, después de permanecer 10 días en la Unidad de Cuidados Intensivos de la Clínica San José de la ciudad de Cúcuta, falleció el sacerdote Pedro Antonio Álvarez Contreras, víctima de la COVID-19.

Con apenas 41 años de edad y 8 años y medio de ejercicio presbiteral, lo sorprendió esta enfermedad que afecta el mundo, asimismo, sorprendió a toda la Iglesia Particular de Cúcuta, enfrentando la triste y dolorosa realidad de ver partir a un sacerdote joven, empeñado en la acción evangelizadora y en la vivencia de la caridad, sobre todo, en este tiempo de crisis.

En la Catedral San José, se llevó a cabo la celebración de sus exequias el día sábado 8 de agosto, con una Eucaristía presidida por el Obispo de la Diócesis de Cúcuta, Monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid, concelebrada por algunos sacerdotes y la presencia de su núcleo familiar. Sus demás familiares, amigos y fieles, siguieron la transmisión a través de los medios de comunicación de esta Iglesia Particular.

Monseñor recordó aquel 11 de diciembre de 2010, cuando en ese mismo templo, el padre Pedro Antonio recibió de manos de su Excelencia Monseñor Luis Madrid Merlano, el don del sacerdocio. Allí se postró y por la fuerza del Espíritu Santo, recibió este don, “para entregarse hasta la muerte”, explica Monseñor Víctor Manuel, expresó en su homilía que “el sacerdote en la ordenación es invitado a celebrar con devoción los misterios de Cristo, a conformar la vida con el misterio de la cruz de Cristo”. El sacerdote es configurado como Jesucristo Buen Pastor, por la imposición de las manos, “nosotros los sacerdotes, nos unimos totalmente al misterio de Cristo, el Señor, al misterio de su vida y este misterio de Cristo se consumó precisamente en la cruz, allí él (el padre Pedro) se ofreció como víctima de propiciación única e irrepetible, allí nos dice la Carta a los Hebreos: fue un sacrificio agradable a Dios”.

De esta manera, el padre Pedro fue unido totalmente a Jesucristo, después de haber vivido un ministerio fecundo que, aunque, fue corto, logró grandes frutos en la acción pastoral, tanto en las parroquias urbanas, como rurales. Monseñor lo describe como “un sacerdote alegre, jovial, espontáneo, dinámico, comprometido con el ministerio sacerdotal, acompañando a las distintas comunidades parroquiales y cumpliendo sus tareas (…) Participó activamente en el deporte -especialmente en el fútbol-, hizo parte de ese equipo de sacerdotes que nos representaron en la Copa de la Fe y que obtuvo el título de campeones en el año 2019”. También vivió profundamente la vida familiar, acompañando siempre a su padre Cristóbal, su madre Olga y su hermano Cristóbal. “Este es un compendio de humanidad, despedimos a un ser humano, a un buen compañero, un buen amigo, un buen sacerdote que se fue dejando moldear por Jesús, el gran Maestro”.

El Obispo de Cúcuta recordó la llamada telefónica que le hizo días atrás, donde el padre Pedro le contaba alegremente acerca de los mercados y de lo que necesitaba para distribuirle a los pobres; la caridad en medio de esta pandemia fue una de las expresiones de amor y servicio que destacaron su vivencia del Evangelio.

“La vida de un sacerdote es una vida donada, entregada en la Iglesia, tal vez en un recóndito lugar en nuestras montañas de Norte de Santander, como en el corregimiento La Victoria, o también en la gran ciudad abierta al mundo, al borde del aeropuerto, en la parroquia de Santa Margarita de Youville, demos gracias a Dios por este hermano que se revistió de Cristo y le sirvió con generosidad”. Exaltando así el compromiso que tuvo éste presbítero en cada una de las comunidades que les fue entregadas.

Su vida

El padre Pedro Antonio Álvarez Contreras nació el 18 de diciembre de 1978, hijo del señor Cristóbal Álvarez y la señora Olga contreras. Es el mayor de los dos hijos que conforman este matrimonio, su hermano menor es Cristóbal Álvarez.

Oriundo del municipio de Chinácota, Norte de Santander, donde estudió la primaria, luego ingresó al Seminario Menor de Pamplona a hacer su bachillerato. Prestó servicio militar en el Batallón General Custodio García Rovira.

En el año 2002, su inquietud por los caminos de la fe, lo llevó a iniciar proceso vocacional en la Diócesis de Cúcuta. El 2 de febrero de 2003 ingresó al Seminario Mayor San José de Cúcuta

Fue ordenado diácono el 4 de agosto de 2010 y su ordenación presbiteral se celebró el 11 de diciembre de 2010 por imposición de manos y oración consecratoria de Monseñor Luis Madrid Merlano.

Servicios pastorales

2010 – 2011: Inició su ministerio en el municipio de Gramalote, siendo vicario de la parroquia San Rafael de Gramalote, donde acompañó a esta comunidad en los momentos más dolorosos, como lo fueron la destrucción de su casco urbano.

2011 – 2012: Vicario de la parroquia San Francisco de Asís, donde también prestó su servicio al cuidado de los enfermos y acompañó pastoralmente a la comunidad en la capilla El Calvario.

2012: Administrador parroquial en la parroquia Nuestra Señora de Torcoroma, donde se destacó su trabajo con la juventud.

2012 – 2017: Párroco de Nuestra Señora de las Victorias en el corregimiento de La Victoria del municipio de Sardinata, apoyando a la comunidad en las problemáticas que a diario enfrenta la población rural.

2017 – 2020: Párroco de Santa Margarita de Youville, lugar en el que sirvió hasta el día de su muerte.

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